PRUEBA ALFA ROMEO GIULIA: BENDITO REGRESO (parte 1)
Nunca un regreso fue tan esperado. Dar a luz al Giulia ha sido uno de los retos más importantes a los que se ha enfrentado Alfa en mucho, mucho tiempo. No sólo por lo que tenía que demostrar a su público, sino por lo que tenía que demostrarse a sí misma. Aunque doliese, había que hacer borrón y cuenta nueva. Reinventarse, pero sin perder las señas de identidad que han llevado a la marca del Biscione a hacer algunos de los coches más relevantes de la historia automovilística.
La respuesta, como tantas otras veces, era volver a sus orígenes y engendrar una berlina de motor longitudinal y tracción trasera, con unas cualidades dinámicas de primerísimo nivel, una presentación interior notable y una versión tope de gama V6 biturbo de 510 CV que hace 7:32 en Nurburgring. Qué grato es darse cuenta de que el 4C no fue una locura transitoria, sino el aperitivo de la Alfa que se avecina y que tiene un objetivo claro: meterse hasta la cocina del trío alemán y recuperar el lugar que por derecho le corresponde.
Fiel a las expectativas
Chris Harris lo definió como "surely Alfa´s last real chance" cuando se disponía a probar el Giulia, un buen indicativo de lo serio que era el desafío que han tenido los italianos entre manos. Ahora es mi turno, aunque no con el QV sino con el 2.2 diésel de 180 CV, gracias a Artedo Motor, concesionario oficial del grupo FIAT en Asturias. Voy allí con la lección bien aprendida: costaría encontrar un vídeo, un artículo o una reseña del Giulia -la Giulia, dicen en Alfa, recordando que "coche" es femenino en italiano- que no haya devorado ya. Temía en parte que no me atrajese demasiado, que no encontrase con mis ojos esos bonitos y estudiados ángulos que siempre encuentran los fotógrafos. No hace falta que diga que no ocurrió, ¿verdad?
Es innegablemente bonito. Discutir este punto se me hace un poco absurdo, aunque se le pueden poner matices. Es una belleza que se aparta de lo que nos suena de Alfa, ahora es un poco más formal, más seria. Requiere un poco de adaptación tras tantos años sin un diseño corporativo claro. Quienes miran con algo de recelo este nuevo lenguaje casi siempre es porque les cuesta asociarlo con la marca y quizá esperaban un estilo más 159, para mi su obra culmen de los últimos 25 años. Si eres uno de esos, quédate y verás que el Giulia, incluso en este color Gris Vesubio que no favorece tanto sus formas como el rosso, es tan Alfa como su nombre, puesto en honor del sedán de los '60 y '70.
Hay que reconocer que el estilo, aunque novedoso, rebosa señas de identidad bien conocidas de antes. Hay quien dice que "huele un poco a BMW" y, aunque yo lo no diría así, quizá desde algún ángulo puedan verse similitudes. La cosa no pasa de la mera curiosidad porque la marca ha sabido dotar al frontal de muchísima personalidad -algo francamente complicado hoy día- conjugando relieves y líneas suaves con formas agresivas . No falta el característico triángulo invertido que cuida de la insignia -discreta, lejos de la moda de Mercedes o Renault de maximizar su logotipo, y con menos cromados de lo habitual- ni las alargadas entradas de aire ubicadas abajo, a ambos lados del triángulo. La agresividad queda a cargo de las grandes ópticas de mirada felina y a la nervaduras del capó, que unen visualmente el frontal con el pilar A.
De la vista lateral llama la atención el corte tan vertical del morro y el cortísimo voladizo delantero. El capó largo -no demasiado- conecta con un pilar A muy fino, un techo bastante clásico y tercer volumen elevado que confirma la ligera forma de cuña. Los dos nervios laterales ayudan a aligerar el diseño en la zona de las puertas
La zaga es pesada y trasmite aplomo, con unas musculosas aletas. Resulta imposible no ver algo de Maserati en ella -no en vano Lorenzo Ramaziotti, jefe de diseño del Giulia, se encargó también del Gran Turismo- aunque en las versiones normales no es tan patente como en el QV. Las ópticas, tambien grandes en forma de triangulo invertido y que se meten hacia el lateral, la tapa del maletero que se adentra en la defensa y la doble salida de escape ponen punto y final al diseño.
La unidad probada contaba con unas elegantes llantas opcionales de 18" de 10 radios dobles. Hay varios diseños disponibles entre las que destaca un modelo antracita cuyos radios forman 7 círculos y que encantarán a os más nostálgicos de la marca, que las recordarán del 156, el 166 o incluso el GTV6. En materia de ruedas, Alfa me tiene ganado desde las de aquel 147 GTA...
Un interior de altura
Si el exterior entusiasma, el habitáculo no se queda atrás. Aunque no me guste nada la expresión, la atmósfera es absolutamente premium. No quiere decir que esté a la altura de un Serie 3 o un A4, porque especialmente de este último está un pasito por detrás, pero puede mirarlos a la cara sin ningún complejo. Es cierto que encuentras cosillas, pero hay que ir a buscarlas: algún plástico de la parte inferior de las puertas, un par de elementos que podrían tener mayor solidez... Cosas a mi parecer perfectamente pasables y más siendo esta una primera aproximación al establishment alemán.
El diseño quizá es más sobrio de lo que debiera en un Alfa, pero esta muy bien resuelto: es sencillo, vistoso y orientado hacia el conductor. Me gusta particularmente cómo esta resuelta la pantalla, integrada en un espacio donde no se aprecian sus bordes, aunque con mucha luz algunos reflejos interfieren en la lectura. Puro diseño italiano, con la forma primando un poco sobre la función Como es habitual hay un par de tamaños para escoger, aglutina un montón de funciones, se puede partir para dividir así la información... Como ya me pasara en un pasara en los Mazda 3 y MX-5, al actuar sobre la palanca de cambios en ocasiones accionaba sin querer la ruleta desde la que se controla, pues no es táctil. Personalmente no me acaban de convencer esos joysticks.
Visto lo superfluo, pasemos a lo importante, que es el conductor: la posición es perfecta para una berlina deportiva. Vas sentado abajo, con las piernas estiradas y el volante vertical. Un volante que, por cierto, se acerca mucho a la perfección por diámetro y grosor -aunque el tacto del material se me hizo un poco extraño- y que integra el botón de arranque, además de los del audio y el control de crucero. Las levas, enormes y fijas, piden a gritos que juegues con ellas.
Los asientos de piel son estupendos, sujetan muy correctamente y son de los que parecen ideales para largas distancias por su mullido firme pero no duro. Es un coche espacioso sobre todo longitudinalmente. De anchura también va bien servido aunque atrás se notan menos centímetros que delante. Los pasajeros traseros irán francamente cómodos, aunque el del medio lo estará menos no tanto por el asiento en sí -que también- sino por el voluminoso túnel central. Curiosamente para una berlina, las puertas traseras dejan un hueco relativamente angosto para entrar.
Bien resuelto a nivel de ergonomía -todo queda muy al alcance- , también tiene suficientes huecos donde dejar las cosas, aunque no son demasiado grandes. La guantera es justita, los huecos de las puertas tampoco son muy capaces y la tapa bajo la consola central no deja lugar para mucho, siendo el cofre central el único hueco útil realmente grande.
El maletero, con 480 litros, está en línea con sus rivales y empata técnicamente con Serie 3, Mazda 6 o Audi A4. Esta exquisitamente tapizado y la tapa es sorprendentemente ligera y por tanto cómoda de accionar, aunque es cierto que la boca que deja al descubierto no es muy grande.
Para la segunda parte nos guardamos la mejor parte de la prueba no sólo por ser lo que más interés nos despierta, sino porque es donde el Alfa Giulia realmente destaca. Se avecinan curvas...
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Te quedaste con ganas del 2.0 gasolina 200 cv y lo sabes
ResponderEliminarDe hecho es uno de esos coches en lo que echas especialmente de menos la versión de gasolina. Más de lo normal, quiero decir. Va 100% con la filosofía del coche.
EliminarDe todas formas los adictos a hacer kilómetros tienen en este 2.2 diésel una opción estupenda por varios aspectos de los que hablaremos en la segunda parte.. ;)
Un saludo!