Hace ya un tiempo que he rebajado mis expectativas en lo tocante a mi afición favorita: la desculturización automovilística de la sociedad en general, el rumbo que hace años ha tomado el sector y lo políticamente incorrectos que somos los frikis de los coches me han abierto los ojos.
A no tener nadie con quien hablar durante horas de motores o hibridación uno se acaba acostumbrando, y aprende a paliar la carencia con mucha lectura, algún foro en internet o grupo con el que corres online. También acabas sobrellevando que ni uno solo de tus primos pequeños tenga en su habitación un póster de un Ferrari o un Alfa Romeo,, te conformas con explicarles alguna historia de la maqueta con la que quieren jugar mientras rezas por no tener que pasarte el resto de la tarde Super Glue en mano.
A lo que no me acabo de acostumbrar es a los anuncios. Recuerdo haber escrito algo al respecto acerca de un anuncio en prensa escrita del Ford EcoSport, pero como era y sigue siendo un coche algo particular que no se vende precisamente mucho, entendí que solo intentaba llamar la atención a su manera. Pero si hablamos de un Volkswagen Tiguan, el asunto me hace rechinar más los dientes:
Vale que los coches son cada vez más iguales, más impersonales y más asépticos pero, ¿de verdad lo único que se le ocurre a Volkswagen para atraer la atención del consumidor es "lo conectado que puedes estar"?
Ya no es sólo que el anuncio de tu coche destaque la característica más accesoria de todas -o eso quiero pensar de la "gestión de rutas online"- y no hable ni de gama de motores, potencias, economía de uso, posibilidad de tracción integral, confort en marcha, elementos de seguridad o ni siquiera del precio, no. Es que se está fomentando -y hablo en general, Volkswagen sólo es el ejemplo- una cultura en la que conducir es lo menos importante en el acto de, efectivamente, conducir. Se juega con la falsa y peligrosa hipótesis de que una gran integración entre nuestros dispositivos móviles y el coche nos permite evitar distracciones, cuando lo que hace realmente es generarlas.
Creo que con un jack de audio y un sistema de teléfono manos libres es mucho más que suficiente, y si alguien quiere "gestionar tus rutas en tiempo real", que te llame y punto. Hablar por teléfono está demostrado que supone una distracción, pero no cabe duda de que es mucho menor que estar pendiente de la notificación de una nueva dirección, su lectura o la sin duda necesaria interacción con el sistema, que no conozco de primera mano pero cuyo funcionamiento no es difícil de adivinar.
La gestión de rutas, el Spotify, la lectura automatizada de mensajes, la integración de Facebook o Twitter -sí, existe- y todas esas opciones, lejos de simplificarnos la vida, distraen y añaden complejidad a una tarea que debería ser muy simple. ¿Hasta que punto es tener peor echar un vistazo al móvil de vez en cuando que cambiar de artista, toquetear opciones en la pantalla o recibir mensajes en la pantalla del coche a menudo simplemente porque está ahí, listo para ser usado?
Tampoco es una cuestión menor el ver la importancia que cobra en nuestra vida el estar conectado a redes sociales o cualquier servicio similar, aunque eso eso ya escapa a nuestra jurisdicción como aficionados a los coches para entrar en la de la sociología, donde deben de tener material de estudio para un largo rato.
Contenido extra
Esto sí que eran anuncios donde se anunciaban características que uno esperaría oír de un coche...
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