LA PORTADA DE LA VERGÜENZA
Las portadas del diario Marca son bien conocidas, populares y comentadas hasta la saciedad y no suele ser por su objetividad, moderación o calidad periodística. De hecho el buen periodismo brilla por su ausencia salvo en muy puntuales ocasiones. Voy a ir más allá: cualquiera que haya pasado alguna vez por delante de un kiosko relacionará con suma facilidad los conceptos falta de rigor, amarillismo y Marca. En principio no hay nada de malo en esto, tienen su público y muchas veces nos animan la mañana aunque sea a golpe de carcajada.
Sin embargo a veces cruzan de largo la línea que separa la información -buena o mala- de la búsqueda, sin ningún pudor ni reparo, del morbo absurdo. Hoy es uno de esos días. El desgraciadísimo accidente del Rally de La Coruña, que le costó la vida a seis personas, les ha venido al pelo para hacer lo que más les gusta: llamar la atención a costa de lo que sea.
Curioso que califiquen de "tragedia del deporte español" lo ocurrido en un deporte que ni siquiera ellos consideran tal cosa. Porque ni cuando Carlos Sainz -y eso que eran los años buenos de los rallies en España- superaba mil y una adversidades, ni cuando "nuestro" Albert Llovera se pasa por la bisectriz su discapacidad para competir en cuantas disciplinas quiere, muchas veces con resultados de quitarse el sombrero, ni cuando Dani Sordo hacía milagros con un Mini bastante peor que la competencia, ni cuando se lleva a cabo cualquier rally para llevar ayuda a tal o cual sitio, nos dedican una miserable portada. Con suerte cae la noticia en esa esquinita de la página cuarenta y tantos, entre los resultados del campeonato chino de ping-pong y la nueva toalla del Real Madrid por solo un euro más.
También llama la atención que lo mismo hablan de cualquier evento o prueba omitiendo detalles que hasta los medios no especializados relatan y con una falta de rigor tremenda, que te cuentan con pelos y señales todo lo relativo a las víctimas de un accidente: una embarazada, dos gemelos, un padre de 5 hijos, un hombre soltero... Qué importa el dolor de las víctimas, el daño que se haga a un deporte ya bastante lastrado este año aciago o la sensibilidad del lector. Se trata de causar impacto, de conseguir cien clics más o de atraer a más borregos. Se trata de vender al precio que sea.
Desde aquí mi pésame a las familias de los fallecidos, víctimas de una situación insoportable que nadie merece. Mi pésame a piloto y copilotos, que tendrán que lidiar con un pesar insufrible. Mi apoyo a la organización, que a pesar de que según los datos preliminares cumplieron bien con su cometido, ven como la fatalidad acaece sobre su trabajo. Solo podemos continuar adelante, por ellos, sin cejar nunca en el empeño de hacer este precioso deporte más seguro para todos.
Ahora más que nunca, #defiendelosrallyes
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