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RALLY DE ALEMANIA: OGIER SENTENCIA EL MUNDIAL


Tres años. Tres largos años ha tardado el equipo Volkswagen en sembrar el terror por los tramos de su casa, a pesar de llevar exáctamente el mismo tiempo haciéndolo en todas las demás pruebas con una superioridad a menudo insultante. Con el triplete conseguido ayer en Trier por Ogier, Latvala y Mikkelsen logran quizá lo único que les quedaba por conseguir: ser profetas en su tierra.

Por su parte, Ogier e Ingrassia dejan el título a punto de caramelo para Australia, donde le vale con hacer nueve puntos más que Latvala para ser campeón del mundo otra vez.


Latvala marca el camino

Desde el primer tramo los tres Volkswagen marcaron la pauta, con Latvala en modo No-soy-el-de-antes-en-asfalto y dejándole claro a Ogier que iba a tener que dar lo mejor de sí para llevarse el rally, algo que el francés apenas comprendió en 5 tramos, cuando agarró el primer puesto para no soltarlo más. Por detrás de ellos, perdiendo comba poco a poco, se asentaba Mikkelsen. Sobre asfalto las diferencias entre coches se notan bastante más que en otras pruebas y este Alemania no ha sido una excepción, certificando que Volkswagen sigue pasito y pico por encima del resto.



Por detrás de los inalcanzables se colocaron rápidamente el DS3 de Meeke y el i20 de Dani Sordo, ganador aquí en 2013. Neuville perseguía a Sordo, clavando prácticamente sus tiempos, e incluso Ott Tanak también parecía muy dispuesto a pelear la cuarta plaza, pero un susto en una zona sucia le hizo caer varias posiciones. Evans y Paddon comenzaban tranquilitos, evitando cometer errores demasiado caros.

No por un error sino por un problema mecánico, Kubica se quedó sin posibilidad de lograr una posición destacada al ser penalizado con 5 minutos por tener que cambiar el motor deL Fiesta WRC. También se esperaba más de Ostberg, que en un comienzo bastante gris veía como el novato y a buen seguro futura estrella Stéphane Lefebvre se llevaba el mérito con los fantáticos tiempos de su debut con la última versión del Citroën DS3 WRC.



Por la tarde, con Ogier ya líder y distanciándose, ayudado por un asfalto cuya suciedad aumentaba en cada pasada, perjudicando a los de detrás, llegaba otra sorpresa -o no tanto- con la salida de pista de Meeke, agravada con posteriores problemas de suspensión, que dejarían a los dos Hyundai solos luchando por ser el primero de los no-Volkswagen, una pugna que, tras breve intercambio de golpes y posiciones, acabó llevándose Sordo.

Segundo día sin novedad


La mañana del sábado no traía grandes novedades más allá del segundo volumen de la pelea entre Sordo y Neuville. Rapidamente el belga enseñó los dientes, llegando a poner a Dani contra las cuerdas y arrebatándole esa preciada cuarta plaza, sin embargo en el famoso Panzerplatte el español sacó el hacha y le asestó a Thierry un duro golpe para dejarle a casi 7 segundos, a falta de los cuatro tramos a disputar esa tarde.

La tarde también discurrió más o menos tranquila, con Sordo manteniendo a raya a Neuville, Tanak despidiéndose de un buen resultado a golpe de pequeños errores y Ostberg intentando, sin éxito, dar caza a Evans.




La mañana del domingo, tal y como se esperaba, no trajo cambios y Ogier logró su victoria número 30 -empata con Gronholm- en el mundial de rallies, bien secundado por Latvala, que ha hecho un gran rally, y Mikkelsen, que con ese coche quizá debería haberle disputado un poco más los tramos a sus dos compañeros. En cualquier caso el equipo alemán era todo felicidad en el equipo alemán en lo que, más allá del triplete, ha sido otra muestra de su clara superioridad en todos los aspectos.

Tras los Volkswagen, el "primero del resto" era Dani Sordo, fantástico aquí imponiéndose a Neuville con el que se las tuvo que ver durante todo el fin de semana. A pesar de estar en su salsa -el asfalto- y protagonizar una actuación sólida y sin fisuras, el i20 no está para competir de tú a tú con el Polo WRC, y menos en una superficie en la que el coche marca diferencias más de lo normal. Con Neuville quinto, Hyundai puede darse por satisfecha con sus pilotos, no así con el rendimiento del coche si lo que aspiran es a ser campeones del mundo.




Sexto y primer Fiesta WRC ha sido Elfyn Evans, del que sin duda muchos -no sé si también Malcolm Wilson- esperamos algo más que limitarse a terminar rallies y pescar en rio revuelto. Mads Ostberg ha sido el primer Citroën en meta tras el galés, una posición que no mejora su crédito en esta gris temporada suya. Ott Tanak, competencia directa de los Hyundai de Sordo y Neuville el primer día, sobrevivió a los múltiples sustos que se ha llevado a lo largo del fin de semana y llegó octavo, una puesto que le debe saber a poco.

La novena y la décima plaza la ocupan dos pilotos cuya actuación ha tenido más mérito que varios de los clasificados por delante. El primero de ellos, Hayden Paddon, bastante nuevo en esta superficie, ha logrado llegar bien a meta e incluso haciendo algún buen tramo. La experiencia adquirida le servirán sin duda para construir ese prometedor futuro que se le augura.

Tres cuartos de lo mismo ocurre con el muy novato Stéphane Lefebvre, que al volante del DS3 WRC ha mostrado maneras y se ha permitido más de un tiempo francamente interesante cercano al de los grandes sobre asfalto, haciendo gala de un desparpajo del que muy pocos pueden presumir. Tiene Citroën en él el principal motivo para dar continuidad a su proyecto en el WRC y recuperar ese protagonismo que disfrutaron durante más de 10 años hasta la "retirada" de Loeb.





Como decíamos al principio, la próxima cita será en tierra de Paddon, Australia, donde Ogier podría sentenciar el título.

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