Los suecos le pusieron su nombre a un salto y al trofeo que se lleva quien más vuela sobre él. También uno de los videojuegos más famosos de la historia lleva su nombre -muy venido a menos, pero eso ya es otra historia- e incluso yo de niño llamaba así a mi abuelo cuando hacía diabluras en el pueblo con un tractor. Cuando hablas de Colin McRae (Lanark, Escocia, 5 de agosto de 1968 - 15 de septiembre de 2007), hasta los más profanos lo relacionan con los coches. La frase que mejor le define la acuñó él mismo y pasó a ser una de las expresiones más conocidas de la competición: if in doubt, flat out. Esto viene a decir en castellano que, ante la duda, hay que pisar a fondo. Dios sabe que no se refería al freno.
Si alguien me preguntase por la receta del éxito de Colin, diría que locura y rapidez a partes iguales. Y por supuesto talento, porque hace falta mucho para pilotar como él lo hacía por los tramos de "su" RAC, o para arreglar las cosas como fuera y llevar su coche hasta la meta, algo ciertamente necesario en un piloto que nunca tuvo demasiados reparos en ir dejando piezas de su coche aqui y allá. No en vano tuvo por apodo "Rollin' McCrash", aunque seguramente Colin FastRae le hubiera hecho tanta o más justicia.
Llama la atención su caso. Por ejemplo Didier Auriol, por citar a uno de sus coetáneos, fue campeón del mundo como él -en el '94, justo un año antes que Colin- y Marcus Gronholm ganó dos. Pero si nos ponemos a comparar el carisma, el poso que dejaron en la memoria del aficionado, el escocés volador se los lleva de calle. Tal era la admiración que levantaba por los tramos.
En cualquier caso su éxito no se debe exclusivamente a esa simpatía que suscitaba de manera natural en el aficionado, ni mucho menos: casi 28 años después de su aparición en el Campeonato Mundial de Rallies -Suecia, año '87, a los mandos de un Vauxhall Nova, que viene a ser un Opel Corsa de los primeros- es actualmente el cuarto piloto con más victorias, superando a Makkinen -un pentacampeón- o Kankkunen. Solo Carlos Sainz, Marcus Gronholm y ese extraterrestre llamado Sébastien Ogier han batido ese record.
"Condenado" a pasar la vida tras un volante como su padre, a McRae pronto se le quedó pequeña su escocia natal, que dominó tanto con un Talbot Sunbeam como con el ya citado Vauxhall Nova. El siguiente paso lógico eran las cuatro ruedas motrices y el Ford Sierra XR 4X4 fue su siguiente montura. Al volante de esta consiguió en 1989 su primer resultado importante, llegando quinto a la meta del Rally de Nueva Zelanda.
Subaru se interesó pronto por este joven que conducía con la espectacularidad de Ari Vatanen -del quien era admirador confeso- y en 1991 le puso al volante de un Legacy RS oficial en el Británico de Rallies, campeonato que venció en esa edición y en la siguiente, permitiéndole además alguna salida al Mundial de cara a ganar experiencia.
En el '93 llegó su hora y dió el salto definitivo al mundial, donde compartió equipo con pilotos como Hannu Mikkola, Markku Alen, Ari Vatanen -los finlandeses en esa época ya se sabe...- Piero Liatti e incluso con su hermano Alister y un jovencísimo y casi desconocido Richard Burns que explotaría unos años después de Colin. En su primer año de oficial en el WRC ya cuajó grandes resultados como el tercer puesto de Suecia y la victoria en Nueva Zelanda, siempre con Derek Ringer y el Legacy como compañeros -a excepción del Rally Safari, donde Subaru le puso al volante de un Vivio 4WD, intrigante decisión- .
Alguien en Subaru pensó que este juguetito se las apañaría mejor en el Safari que el más probado Legacy... No terminó |
Fue en 1994 cuando llegó uno de los coches más recordados de la historia del Mundial: el famoso Impreza con la decoración de la marca de tabaco State Express 555. Su particular sonido, su estética inconfundible... Un coche que con el que Colin logró la victorias en Nueva Zelanda y Gran Bretaña en un año en el que cuatro abandonos pasaron factura, acabando cuarto el año en que Didier Auriol le ganó el título a Sainz por solo un puñado de puntos y Chus Puras se hizo con el mundial de Gr.N.
Su año sería sin duda 1995, el año en que saboreó por fin las mieles del triunfo más importante al que aspira un piloto de rallies. Aquella temporada es un buen ejemplo de eso de que "nada es como empieza, sino como termina": dos retiradas consecutivas en Montecarlo -un rally que nunca acabó de dominar del todo pese a lograr subirse al podio varias veces- y Suecia hacían presagiar una temporada irregular, como había sido la anterior. Sin embargo en Portugal hizo podio, y en Francia evitó la sangría de puntos con un quinto puesto. En "su" Nueva Zelanda triunfó y firmó dos brillantes segundos puestos en Australia y España, este último rally envuelto en polémica al tener que seguir órdenes de equipo y respetar la primera posición de Sainz. Rabietas de campeón.
La guinda la tuvo que poner en casa, en el Network Q RAC Rally, que era su denominación por aquel entonces. Su victoria le convirtió en el primer británico campeón del mundo de la rallies, logrando, por si no lo tenía ya, el reconocimiento y la admiración de todos.
Tan bonito que duele mirarlo... sobre todo en esta foto, donde bien pudo dejar de serlo |
Ríos de tinta han corrido acerca de aquel último rally en el que Colin y Sainz llegaban empatados. En Inglaterra se dice que el ritmo de McRae, espoleado por el mosqueo que traía de Cataluña, era sencillamente inalcanzable, mientras que aquí en España defendemos que el Impreza de Sainz no corría lo mismo que el del escocés. Sea como fuere, la historia la escribió el miembro más destacado de la prolífica -en cuanto a pilotos- saga McRae y también Subaru, primer fabricante japonés que ponía uno de sus coches en lo más alto de la que quizá sea la disciplina más exigente para un vehículo.
Con su padre, Jimmy |
Tantos años de lucha con Makkinen -que no fueron estériles, pues Subaru se hizo con el campeonato de constructores el '95, '96 y '97- desgastan a cualquiera y para el '99 Colin se fue a Ford en busca de emociones nuevas, ya con Nicky Grist como copiloto, que se había unido a él en la temporada '97 después de haber estado acompañando a KKK. Estrenó el Focus -el Escort ya había cumplido con creces pese no haber sido campeón- y pese al comienzo esperanzador del campeonato, ganado en Kenia y Portugal, sumó un total de 11 abandonos -era ya el tercer año que el WRC había dejado atrás el calendario de unas ocho pruebas, pasando a tener 13/14- terminando el año sexto.
Las siguientes temporadas, curados ya los problemas de juventud del Focus WRC, McRae encontró de nuevo la regularidad necesaria, siendo cuarto en 2000 -con Sainz en Ford- y subcampeón en 2001 por detrás de otro británico, Richard Burns. Los dos pilotos se jugaban todo en casa, Colin llegaba un punto por delante y le bastaba con ser más rápido que Burns, pero conservar nunca fue uno de los puntos fuertes de McRae y cortando más de la cuenta en una curva a priori inocente destrozó el Focus.
A partir de entonces, la siguiente generación empezó a quitar el protagonismo a la de McRae, Makkinen y Sainz. El escocés pudo ser cuarto en 2002, pero solo alcanzó la séptima plaza final al año siguiente. La experiencia, como a tantos otros, le hizo ganar regularidad -en 2003 solo Sainz y Burns tuvieron menos abandonos que él- a costa de perder esa puntita de velocidad que hace ganar rallies.
Hablando de 2003, este fue el año en el que Citroën irrumpió -no se me ocurre otra palabra mejor- en el Mundial de la mano de una jovencísima promesa llamada Sébastien escudada por dos veteranos como Sainz y McRae, que terminaron en su primer año segundo, tercero y séptimo respectivamente. Solo un punto separó a Loeb del campeón, Petter Solberg.
Si con Makinen hablamos de tiranía, a la época que dio comienzo en 2004 deberíamos llamarla dictadura cruel: la era Loeb. Fue un año en el que las reglas cambiaron, y de tres conductores que puntuaban para el campeonato de marcas, se pasó a solo dos. Algunos equipos decidieron mantener a su piloto estrella acompañado de un par de pilotos o tres que se alternarían el segundo coche. Otras, como Citroën, decidió prescindir de uno de sus pilotos, y con Sainz indiscutiblemente más en forma que McRae, este se quedó sin equipo toda la temporada.
El año siguiente tampoco sería como se esperaba McRae, aunque al menos pudo disputar dos pruebas con el Fabia que Skoda había puesto en liza la temporada anterior. Una séptima plaza en casa y un abandono en Australia fue el triste bagaje de un piloto que, si bien en el ocaso de su carrera, aspiraba a bastante más. En 2006 le tocó volver a parchear un equipo, corriendo Turquía para Citroën dada la baja de Loeb por lesión.
En 2007 Colin no disputó ninguna prueba del WRC, y llegó a afirmar que pese a estar buscando activamente un asiento para la siguiente temporada, dejaría la disciplina de no hacerlo, consciente de la factura que pasa la inactividad a esos niveles. Desafortunadamente, en Septiembre de ese año sobrevino su accidente mientras pilotaba -esta era otra de sus aficiones- su helicóptero en las inmediaciones de la casa familiar. Su hijo Johnny y dos amigos, Graeme Duncan y Ben Porcelli perdieron la vida junto a Colin en un día en el que nadie se creía lo sucedido.
Afortunadamente, Colin McRae nos dejó un legado impagable en forma de vídeos, de fotos, de historias, de anécdotas... Una huella indeleble que formará parte de la historia de los rallies para siempre. Solo podemos agradecerle su brillante aportación a una disciplina que muchos amamos gracias a tipos como él.
Flat out!
"Nicky, dile al chapista que yo me encargo" |
¡Contenido extra!
Aquí más que nunca los vídeos son necesarios. Empezando por el clásico "Colin craziest moments", seguido por un manual de como pasarse por la bisectriz el sentido común y el miedo y para terminar un documental de esos que tanto abundan sobre la vida y obra del genio escocés, emitido en TVE con Luis Moya como invitado especial. Los hay mejores, pero no tan asequibles como este al estar en inglés.
Los momentos más locos de Colin
El increíble pilotaje de McRae
Documental Colin McRae en Teledeporte
McRae fuera de los rallies
Como buen aficionado a los rallies, Colin probó con otras disciplinas, la más conocida -e imprescindible para todo campeón de rallies- fue el Dakar. Participó en 2004, donde consiguió llegar a meta con dos victorias de etapa, y en 2005, donde junto a Tina Thorner sufrió un aparatosísimo accidente tras un mal salto. Ambos salieron ilesos, aunque debido a los golpes Colin perdió se quedó sin visión diez minutos.
También coqueteó con los circuitos, aunque no demasiado -quien quiere esos trazados teniendo a mano un tramo escocés... Probó suerte en la Porsche Supercup en un par de ocasiones, así como en el Británico de Turismos. Sin embargo su mayor éxito fuera de su disciplina fue el tercer puesto de su categoría alcanzado en las 24H de LeMans de 2004, enrolado en el equipo Prodrive junto con Darren Turner y Rickard Rydell y conduciendo un Ferrari 550 GTS.
Otra disciplina que probó y en la que se ganó al público -no podía ser de otra manera- fue el RallyCross. Inolvidable la final de los X-Games de 2006, donde le dio una soberana paliza a Block y a puntito estuvo de hacerlo con Pastrana... Ved el vídeo y entenderéis todo. Aquel pobre Impreza amarillo debió de sentirse como Santiago Nasar en "Crónica de una muerte anunciada"
Colin McRae en los X-Games
Colin McRae en el Dakar
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