De Carlos Sainz -padre, aunque del hijo también- se han dicho muchas cosas y no siempre buenas. Ya sabemos por experiencia que, cuando un deportista se hace famoso o alcanza cierta notoriedad, España se convierte en una pila alcalina con sus dos únicos polos: los fans a muerte y los detractores acérrimos, siendo todos bastante poco dados a escuchar las razones de otro o a moderar su postura. Lo saben Nadal "el pasabolas", Alonso "el llorón", Gasol "el acabado", Xavi "el jardinero" o Casillas "el topo".
El caso es que, volviendo a hablar de Carlos, de él he llegado a leer incluso que era un piloto mediocre o normalito, y que llegó donde estaba porque tenía padrino, no por talento. Una afirmación que no deja de resultar curiosa dicha de un tipo que, así a bote pronto -el que quiera más datos, que corra a la Wikipedia o a su página oficial- es campeón del mundo de rallies en dos ocasiones, de España creo que otras tantas, campeón del mundo de raids y del Dakar.
Estoy seguro de que sus detractores sabrán encontrarme un explicación con la que convertir el talento necesario -y la suerte, que siempre hace falta, aunque a Sainz creo que le restó más de lo que aportó- para lograr ese palmarés en algún tipo de explicación judeomasónica o astrológica que lo justifiquen. Sin embargo hacer lo propio con imágenes como estas les será un poco más complicado.
No se llega a dominar de esa manera un Maxi Turbo así por la cara. Un coche verdaderamente cabrón a la hora de llevarlo al extremo y en unos tiempos donde los neumáticos no mordían cada milímetro de asfalto con la eficacia de los actuales, ni las suspensiones se lo comían todo -esos botes en el minuto 0:50 dan miedo- como hacen las de los actuales WRC, verdaderas maravillas de la ingeniería.
Para mí esto tiene una explicación simple: al igual que otros de sus coetáneos, Sainz es especial. Un elegido para el volante.
PD: Para los más nostálgicos, una horita de documental del WRC sobre Sainz y Moya. Interesantísimo, por supuesto.
PD2: Me he puesto tierno al recordar el Corolla WRC. Nunca un coche tan feo en la calle fue tan bonito en competición.
PD3: Minuto 43:20: inmortal estampa de Sainz en pleno tramo cronometrado pilotando en camiseta. Comparados con los hombres de antes, ahora somos gominolas.
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