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YA NO SOMOS LO QUE ÉRAMOS


Suelo ser bastante esceptico cuando, de vbez en cuando, leo por ahí que los jóvenes estamos dejando de amar el automóvil poco a poco. Es cierto que quizá no sea exactamente lo mismo que en tiempos de nuestros padres, que ahora seamos una versión light de los veinteañeros de los 70 y 80. Un cambio sin duda propiciado tanto por la propia industria  -esos pretendidos deportivos que son la versión estándar con cuatro pegatinas-  y por nosotros mismos, que demandamos SUV´s, pagamos barbaridades por compactos de 105 CV y perdemos poco a poco las aptitudes al volante, cómodamente al abrigo de tanta ayuda electrónica. Sin olvidar por supuesto la connivencia de la administración y las autoescuelas que permite que salgamos de la autoescuela con los conocimientos justos para no acabar contra el primer árbol.

Pese a lo anterior y que decir que te gustan los coches suena casi políticamente incorrecto, en general no creo que ahora los jóvenes veamos un coche como quien contempla una lavadora. Sin embargo en algunas ocasiones me pregunto si no tendré una venda en los ojos que no me quiero quitar. Me ocurrió el otro dia ojeando una revista, en cuya contraportada me dí de bruces con este anuncio:


Se trata del Ford Ecosport  -“Eco” y “Sport”, anda que no hilan fino-  ese SUV compacto de reciente factura. Como se ve, el principal reclamo del anuncio reza “ya está aquí el Connected SUV. Añádelo a tu playlist”.

Uno no puede por menos que parpadear dos veces y releer para comprobar que, efectivamente, lo que más destaca Ford de su modelo es el sistema de audio. “Cielos”  -me digo-. “Tiene que ser un invento cojonudo para llevarse todo el protagonismo”. Continúo leyendo, medio atónito: “El SUV compacto con el que podrás controlar las aplicaciones de tu Smartphone con comandos de voz sencillos mientras conduces”. Bien, pero mientras conduzco, ¿qué? ¿Un gasolina potente y estimulante? ¿Un diésel de poco consumo y tracción total? ¿Tiene acaso una maniobrabilidad extraordinaria o una aceleración fulgurante? Como no acabo de creerme del todo el anuncio, me leo la letra pequeña. La diminuta. Nada, solo encuentro datos del consumo medio  -ya conocemos el cachondeo que se traen con el ciclo NEDC-  y los pormenores de la financiación. Ni un breve apunte sobre su motor, algun rasgo típico a destacar como la deportividad, el dinamismo o la ecología. Podría ser el anuncio de una minicadena.

Electrodoméstico de un joven depositado en punto limpio
¿Realmente creen en Ford que la capacidad de comentar el Facebook, Twitter o usar Spotify va a hacerme plantearme  -a mí o a cualquiera, no sé-  su coche como una opción? Lo diré de otra forma, porque imagino que los publicistas tampoco son idiotas, supongo: ¿Tan a la deriva estamos los jóvenes que se nos puede pescar con semejante anzuelo? ¿Y qué hay de las autoridades? ¿Piensan calzarnos tropecientos puntos del carnet pero consentir que la gente consulte y manipule sus apps  -por muy por voz que sea-  en lugar de centrarse en lo realmente importante, que se supone que es conducir?

Creo que me voy a dejar la venda puesta, no sea que la realidad me haga daño a la vista…

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