Carta al señor José Miguélez:
Sinvergüenza, ignorante y oportunista son solo algunos de los calificativos más blandos que se le pueden poner, señor Miguélez. No se alarme, ni se lleve las manos a la cabeza, al menos no sin leer el porqué de esta animadversión hacia usted.
Fíjese que no le he llamado tonto, porque lo cierto es que usted de eso no tiene un pelo. Lo ha demostrado escribiendo un primer artículo -manual imprescindible de oportunismo e ignorancia, de ahí la primera línea de esta entrada- y posteriormente un segundo escrito adelantándose a las críticas y argumentos que esgrimirían sus críticos, cubriéndose el culo ante la indignación que sabía -insisto en que no es usted tonto- que suscitaría. La jugada, aunque usted piense lo contrario, no le ha dado más razón ni legitimidad, y lo que es peor aún, sigue siendo usted un sinvergüenza.
Licencia para matar, titula su artículo, en incomprensible alusión al agente 007. No soy lo bastante inteligente para encontrar la relación entre el conocido personaje de ficción y los rallies, sin embargo en mi relativamente corta vida sí me he percatado de que existen dos tipos de oportunistas: el oportunista de infantería -cuyo lema es el manido "ya lo había advertido yo", aunque casi siempre sea mentira- y el oportunista carroñero, entre los cuales usted se encuentra. Personas que, como en su caso, hacen valer su oportunismo cuando la tragedia ocurre. Cuanto más dolor y catástrofe, más se ufana dándole a la tecla. Licencia para matar, afirma, como si hubiese alguna clase de voluntad o interés oculto, valiente descarado.
Apela usted al "cínico y vacío" argumento de y el fútbol, ¿qué?. Coincido en que a nadie le consuela, pero no por ello es una pregunta absurda. Claro que a ver quién se mete con el fútbol, ¿verdad, señor Miguélez? Para eso hay que tener un par, es ir contra tanto dinero, de tantos intereses... Sería morder la mano que le da de comer. Sin embargo, ¿no importan los 6 muertos y 250 heridos en el incendio de Valley Parade? ¿Y los 84 muertos de aquel Guatemala - Costa Rica? ¿Qué me dice del exceso de público en la tribuna del Stade Armand Cesari que costó 17 muertos y -lea bien- dos mil ochocientos heridos? No, aquí al parecer solo importan los accidentes en los que hay un coche involucrado. También le traerá sin cuidado, imagino, esa violencia salvaje, ese odio irracional que sólo el deporte rey es capaz de suscitar -por favor, escríbame cuando vea a dos aficionados en un rally liarse a palos- . Violencia que, por cierto, ha causado casi 200 muertos en Argentina en los últimos 60 años. No hace falta saltar el charco para ver estos episodios que me nos avergüenzan tanto como seres humanos que somos, basta con pasarse por la previa de un Madrid - Barcelona.
En cualquier deporte y lugar el mundo se producen accidentes, señor Miguélez, seguramente evitables la mayoría de ellos, pero así son las cosas. En el mundo del motor a veces le toca a los pilotos -Simoncelli, Toivonen...- otras a los aficionados. O a ambos. Fíjese que no me importa que se trate de un piloto o de un aficionado, todos acuden voluntariamente a los tramos o circuitos, si bien es cierto -segunda y última cosa en la que coincidimos- que no todos son conscientes de que se meten en algo peligroso que exige extremar la precaución. Como bien sabe, la inconsciencia no entiende de disciplinas, deportes o profesiones.
Otro aspecto que me ha llamado poderosamente la atención es cuando afirma que, en los rallies, las muertes "son una estadística con el mismo valor y relevancia que los saques de esquina". No puedo sino preguntarle, con absoluta seriedad, si además de ignorante no será usted gilipollas. Se debe de pensar que los que estamos en los rallies continuamente y no solo para medrar, cubrir accidentes con su correspondiente cuota de morbo o echar sapos por la boca sin tener -permítame hablar en plata- ni puta idea de lo que dice, no recordamos los tres muertos en el Portugal del '86, o las víctimas que cada pocas ediciones se cobra el Dakar. Tampoco olvidaremos a los dos amigos que perdimos en Miengo.
"Nadie llora, nadie mira" o "muerte como parte de un guión autorizado" son otras de las perlas que nos regala. Vaya tela, señor Miguélez. Desconozco su trayectoria y no me confieso seguidor del medio que ha tenido a bien publicar sus dos artículos -vamos a llamarlos así, de momento- . No obstante le felicito por haber sabido, muy oportunamente, agitar el avispero. Con mucho éxito además, ya ve que a mí por ejemplo me tiene entrando como un Miura, cuando lo más inteligente hubiera sido ignorar tan estúpidas palabras. Entre los aficionados que conozco también ha causado una terrible indignación, así que enhorabuena señor Miguélez. Ha alcanzado usted su minuto de gloria. Aunque me sorprende que su conciencia haya podido pagar el precio.
He dudado hasta el final si facilitar los enlaces a los artículos de José Miguélez, lo último que quiero es darle más bombo a este señor. Pero supongo que es más importante conocer las cosas de primera mano, así que dejo los enlaces para quien esté interesado:
Vozpopuli - Licencia para matar
Vozpopuli - Licencia para matar II
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