Continuamos con el desglose de los distintos tipos de
cajas de cambio. En la primera parte de este especial explicamos un poco lo que
es el embrague y su funcionamiento -explicación de la que podréis prescindir casi
todos- , cómo trabajan las cajas de
cambio manuales “de toda la vida” y las automáticas pilotadas, que vienen a ser
lo mismo pero con mecanismos que hacen el trabajo por ti.
En esta segunda parte seguiremos con cajas automáticas, comenzando por las de tipo epicicloidal, que son las que podemos encontrar por ejemplo en
algunos BMW -con el nombre de
Steptronic- o la 7G-Tronic de Mercedes-Benz, que es la que probamos en el Jeep Grand Cherokee (WJ).
Cajas de cambio de engranajes epicicloidales
También conocida como de engranajes planetarios, tiene un
funcionamiento más sencillo del que a priori puede dar a entender su rebuscado
nombre. Trabaja de una forma similar a la de un diferencial. Actúa frenando
determinada/s corona/s para conseguir la relación de desmultiplicación
adecuada.
En este vídeo se aprecia bien el modo en el que actúan,
bloqueando el portasatélites o los propios satélites para unas u otras marchas.
Estas cajas llevan asociado un mecanismo de funcionamiento análogo al del
embrague tradicional, que es el llamado convertidor de par.
¿Cómo actúa? Muy sencillo: mediante un rotor que gira
solidario con el motor, se impulsa el aceite que contiene en su interior que hace
que el aceite gire en una dirección. Este movimiento giratorio del aceite
impulsa otro rotor con álabes
-turbina- situado de manera opuesta. Un estator entre
ellos optimiza el funcionamiento del mecanismo. De nuevo queda más claro todo
si utilizamos un vídeo explicativo.
Las principales ventajas de este tipo de transmisión de
engranajes epicicloidales es la suavidad de funcionamiento, ya que no hay un
constante “engranar de piezas” sino que se frenan unas u otras, logrando unas
transiciones entre marchas que gustan a los sibaritas del confort. Otra ventaja
es que no hay una interrupción brusca de la fuerza de transmisión, lo que
redunda de nuevo en mayor comodidad.
Como desventajas puede considerarse la relativa complejidad de la producción -aunque realmente las otras alternativas automáticas también adolecen de este inconveniente- y la poca rapidez entre cambio y cambio de marcha, de ahí que se emplee en grandes berlinas o todo terrenos, donde prima más el confort de marcha que la deportividad del conjunto.
Cajas de cambio CVT
Los cambios CVT - del inglés Continuously Variable Transmission, transmisión continua variable- son del año de la tos. Bueno, quizá esté exagerando, pero sus principios básicos ya se le pasaron por la cabeza a Leonardo Da Vinci -pocas cosas se le escaparon a esta brillante mente- . Las transmisiones variables continuas son el típo de cambio más eficiente que hay, no por una cuestión intrínseca de funcionamiento si no porque hacen trabajar al motor de una manera particular que explicaremos unas líneas más adelante.
Si se entiende todo el sistema de platos y piñones de una bicicleta -las dos reglas que todo niño conoce: plato grande y piñon pequeño para huir del lugar del crimen, plato pequeño y piñon grande para subir las cuestas más pronunciadas del pueblo- se entiende también un cambio CVT, en el que dos "platos" están unidos por una correa o cadena. Estos platos se juntan o separan mediante actuadores hidráulicos para convertirse en grandes o pequeños según las necesidades. Por enésima vez, un vídeo eliminará cualquier duda.
Con esta configuración tenemos virtualmente infinitas relaciones, en tanto en cuanto los platos tienen infinitas combinaciones posibles. ¿En qué afecta esto al motor? En que es posible mantener el motor a unas revoluciones fijas mientras se aumenta continuamente de velocidad.
Para el que no haya conducido algún coche equipado con este tipo de cambio sonará raro, y de hecho la sensación que transmite es rara: si pisamos a fondo el acelerador, el tacómetro se sitúa en el régimen de máxima potencia -por ejemplo, unas 5.500 revoluciones- y el coches comienza a ganar velocidad con rapidez. El ruido del motor es el mismo en todo momento, la aguja del cuentarrevoluciones no se mueve pero la de la velocidad no para de subir. ¿Magia? No, lo que sucede es que la caja de cambios está adaptando contínuamente la posición de la correa/cadena para, con un mismo giro de motor, variar la velocidad.
Super CVT de Toyota |
Los puntos negativos son su inexistente deportividad -aunque algunos fabricantes han corregido esto en parte "prefijando" las marchas electrónicamente- , la sensación que en cierto modo transmiten de "llevar un embrague patinando" y la no menos importante impresión de que, aunque el coche tenga 200 CV, "no anda mucho" -aunque luego uno se asuste mirando el velocímetro- . Su última inconveniente es una limitación técnica y es que, debido a la naturaleza de su funcionamiento, no suelen utilizarse en motores con mucho par, inconveniente que también se ha solucionado en gran medida con el empleo de cadenas o correas de mayor durabilidad.
Con esto damos por concluida la segunda parte de este especial. Para una tercera dejaremos los cambios de doble embrague y alguna rareza que circula por ahí, como el interesante sistema del Toyota Prius o el cambio toroidal de Mazda.
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