Que ser piloto de rallies no una aspiración al alcance de todos lo sabemos aquí y en la otra punta del mundo. Si encima tenemos en cuenta que la FIA, organismo encargado de dirigir todo el tinglado es cada día más incompetente y parece no saber detrás de lo que anda -basta con ver en qué se está convirtiendo la F1- , el sueño de muchos jóvenes de intentar ganarse la vida como pilotos queda siempre en eso, en algo onírico, salvo que el interesado tenga un padrino muy generoso o provenga de una familia adinerada.
Pongámonos en el caso de un joven que ha destacado en su país, bien peleando por su cuenta o participando en alguna copa monomarca, y busca dar el salto al mundial. Para estos casos hace años la FIA creó el WRC Academy, una copa que seguiría en parte los pasos de los mayores con coches 1.6 atmosféricos y tracción delantera. Participar en él los primeros años, cuando el coche de la copa era el Ford Fiesta R2 de M-Sport, venía a salir por unos 150.000 euros como poco -la inscripción incluye coche, mantenimiento, soporte mecánico… pero hay viajes, hoteles, manutención y más- lo cual me hace albergar algunas dudas acerca de la “accesibilidad” de esta WRC Academy. Seamos buenos y pensemos que no se podrían hacer mejor las cosas que eso.
Este año, la FIA ha tenido a bien cambiar el Fiesta R2 por los Citroën DS3 R3T, sin duda más rápidos, pero que acercan el precio del campeonato al medio millón de euros. Un montante para nada excesivo, accesible para los jóvenes y muy acorde con la situación económica que nos envuelve. Surhayen Pernía, piloto al que tuvimos oportunidad de entrevistar aquí, era unos de los españoles interesados en correr este certamen, pero finalmente y como es obvio, la falta de presupuesto le ha impedido hacerlo.
Aquí en España también tenemos los nuestro, merced a una RFEDA -Real Federación Española de Automovilismo- que a menudo es, simple y llanamente, una vergüenza de institución. Pero eso lo dejamos mejor para otra entrada…
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