A estas alturas ya todos sabréis que los españoles hemos
hecho historia este año en el Dakar, con Nani Roma campeón en coches, doblete
en motos de Marc Coma y Jordi Viladoms y la décima posición en camiones de un
Pep Vila que en varias etapas se ha pasado por la piedra a unos cuantos
camiones a pesar de llevar media tonelada de repuestos para sus compañeros de
equipo. Por falta de tiempo no he podido hacer resúmenes de las etapas aunque gracias
a los resúmenes de Teledeporte, disponibles en su web, muchos hemos podido disfrutar de la carrera.
Supongo que cada uno habrá sacado sus propias conclusiones
de esta durísima edición, aunque todos coincidiremos en que Don Dinero es un
poderoso caballero, nueve MINI entre los doce primeros así lo confirman. La
escuadra X-RAID ha sido absoluta dominadora y apenas sí han sido incordiados
por el buggy SMG de Carlos Sainz y el Toyota de De Viliers, impotentes ante un
equipo con tantos recursos y tan buen plantel. Soy de la opinión de que la presencia de desigualdades tan evidentes desvirtúa
un poco la esencia del Dakar. La manida frasecita de “el Dakar es duro con
todos y no distingue entre pilotos” no es cierta cuando tras cada etapa te
cambian el aceite, los frenos y partes al día siguiente con el coche rehecho y la espalda descansada en un motorhome equipadísimo.
Como la presencia de estos equipos es inevitable, esperemos que en próximas
ediciones MINI no sea la única escuadra con mucha pasta para gastar en las dunas.
Dentro de X-RAID, dos nombres importantes: Roma y
Peterhansel. Los dos pilotos, amigos y rivales, han vivido una última jornada
muy tensa a raíz de la polémica de las famosas órdenes de equipo, un “cacao”
que parece ser culpa de Sven Quandt, que lejos de mantener las cosas del equipo
dentro del mismo ha demostrado tener la boca como un buzón. Todos sabemos que
hay órdenes de equipo… ¡pero no las queremos saber!
Polémicas al margen, una
cosa queda clara: Roma es mejor cuando el Dakar es más rally que raid, pero
Peterhansel le supera cuando es más raid que rally. De haber contado con una
sola etapa más de arena, dudo que a “Monsieur Dakar” se le hubiera escapado
esta edición. Sus compañeros Terranova y Holowczyc -no se me puede culpar si está mal escrito el
nombre del polaco- también han hecho una
carrera notable, pero lejos de la cabeza. Solo el omnipresente Al-Attiyah ha
terminado a menos de una hora, "confirmándose" como el gran piloto que es en
estas lides.
El “primero del resto”, un Giniel De Villiers que ha ido de
menos a más a bordo del Toyota Hilux: un coche fiable y muy capaz pero
insuficiente ante el poderío MINI. En cualquier caso la cuarta plaza del
sudafricano es de mucho, mucho mérito, así como la séptima del otro Toyota
de Dabrowski, que sin tener mucha repercusión se ha colado holgadamente en el
top-10.
De entre los buggies, Carlos Sainz prometía plantar cara
aprovechando la ventaja de su montura en la arena -mayores recorridos de suspensión y el
inflado automático de ruedas, principalmente-
y en las zonas abiertas. Las esperanzas se mantuvieron vivas hasta bien
entrado el rally, pero la desgracia vino por donde se la esperaba: la
fiabilidad mecánica. Primero un sensor, luego la rotura de la unión entre el
chasis y la suspensión… Hasta abandonar
finalmente en un accidente tonto cuando iba a buscar gasolina con su “copi”
Timo Gottschalk. Dificil que el español revalide el Dakar si no cuenta con una
estructura más potente.
En cuanto a camiones, De Rooy no ha podido recuperar el
título, en manos otra vez de los rusos de Kamaz capitaneados por Karginov,
Mokeev y Devyatkin. El segundo puesto a escasos tres minutos lo ha ocupado el
propio De Rooy, que pese a no haber cumplido su objetivo de llegar primero a
Valparaiso en esta edición, solo es cuestión de tiempo que termine haciéndolo.
Para encontrar al primer Tatra hay que bajar hasta el sexto puesto, donde está
Loprais. Dos puestos más abajo está el primero de los MAN y décimo un Pep Vila
que creo bien podría plantar cara a los poderesos Kamaz si contase con un
camión idéntico al de De Rooy.
Que me perdonen los aficionados a las motos y quads porque
no entiendo lo suficiente como para hablar con soltura de esta categoría,
aunque sí las sigo tan de cerca como a las demás categorías y mis justísimos
conocimientos me dan para saber que Marc Coma ha tirado de experiencia e
inteligencia para llevarse su cuarto Dakar con KTM, que Viladoms ha hecho valer
eso de que con constancia y disciplina siempre se alcanza el éxito y que
Barreda es con diferencia el piloto más rápido de todos, al menos en términos
de velocidad pura. Solo la mala suerte y el no saber dosificarse cuando era
necesario le ha apartado de su primer Dakar subido a su Honda. Després, otro
“coco” de los de siempre se ha quedado sin podio en su estreno con Yamaha.
En
quads Patronelli, uno de los grandes dominadores de los últimos años, tomó el
camino del abandono y le dejó el paso franco a Ignacio Casale, que dominó
“plácidamente” la carrera. Rafal Sonik, con Yamaha al igual que el chileno,
ocupó el segundo puesto y el holandés Husseini, de Honda, cerró el podio. Ningún español llegó a meta a bordo de uno de estos problemáticos -aunque cada vez menos- y complicados quads.
No puedo cerrar la entrada sin hacer referencia a las declaraciones, bastante calentitas, de un Nani Roma hasta el moño de la polémica de las órdenes de equipo y de que se estuviese restando mérito a su trabajo. Pese a "irse de la lengua", no me atrevo a calificar su discurso de desafortunado, porque siendo honestos, no dijo ninguna mentira que no sepamos ya. Es esta una competición con muchas particularidades: no solo hay que luchar contra la arena, el barro, los ríos, el cansancio, la mecánica, el frío o el calor. A veces y según el piloto, también se lucha contra el propio Dakar.
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