Ya hemos comentado en anteriores ocasiones que Mazda es una
marca que cuesta tildarla de generalista porque tiene algo más, algo especial.
Las pruebas están ahí, por ejemplo hasta hace bien poco aún ofrecían motores
rotativos -el Renesis del RX-8- , siendo
la única que se atrevió con ellos. Aunque los tiempos están cambiando, Mazda
quiere seguir siendo diferente y lo
demuestra con unos coches que, SkyActiv mediante, le hacen una peineta
importante al downsizing y a casi todo lo establecido.
Las palabras están muy bien, pero tarde o temprano tienen
que ser respaldadas por hechos, y qué mejor que el nuevo -y esperado-
compacto de la marca nipona para averiguar todo esto. Con la complicidad
de Hiro Motor, concesionario oficial de Mazda en Oviedo, he podido conducir el 3,
nacido para ponerle las cosas difíciles al comprador europeo que busca opciones
dentro del nutrido segmento C. Veamos qué ofrece el 3 bajo el plomizo cielo
asturiano, no sin antes conocer sus raíces.
3, a secas.
El Mazda 3 llegó en 2004 para sustituir al veterano y bien
conocido 323, por lo que puede hablarse de simplificación de nombre. También llamado Axela en su mercado doméstico, utilizó la
plataforma del Focus de segunda generación y sentó la base de una exitosa
familia de compactos, tal y como fueron sus antepasados. Contó un diseño muy
agraciado, versiones hatchback y sedán y una completa gama de motores tanto diésel como
gasolina, incluido el 2.3 turbo del MPS, la versión más prestacional.
En 2008 aparecería la segunda generación, con un diseño aún más
atrevido que el anterior, demasiado para algunos -entre los que me incluyo- . Compartió de nuevo la plataforma con el
Focus y algunos Volvo, denominada C1. De nuevo Mazda supo acertar, con una gama de motores
satisfactoria en la que destacaban los DISI y CRTD -gasolina y diésel- una calidad interior destacable y un equipamiento notable se opusieron a ese diseño un pelín
extravagante. Las buenas cifras de ventas de años anteriores tuvieron su continuación -hablamos de una fabricante "pequeño" que no llega al millon y medio de unidades fabricadas- , pero en la sede de Hiroshima no les pareció suficiente... y echaron el resto.
Más y mejor: el nuevo 3
Esta recién estrenada tercera generación poco tiene que ver
con la que remplaza. Ni motores ni plataforma, todo es nuevo. Crece tanto a lo
largo como a lo ancho, pero ahora es más bajo. Se nota claramente que bebe del diseño KODO que ya
emplean tanto el Mazda 6 como el CX-5. No me cansaré de repetir que cada
persona es un mundo en lo tocante a gustos, pero en mi opinión el nuevo 3 es
realmente bonito, especialmente en el Soul Red de las fotos. Honestamente, me
parece uno de los diseños más originales y logrados de la categoría.
No obstante, tengo que empezar por uno de los aspectos menos
favorecedores del coche: la matrícula. ¿En qué estaba pensando el departamento
de diseño cuando decidieron colocar la matrícula ahí, en medio de la parrilla? ¡Qué poca sutileza! Obviando este pequeño lapsus, descubrimos un frontal con líneas muy definidas
y marcadas, unas ópticas rasgadas y voluminosas que encajan perfectamente
con los marcados nervios del capó.
Decidido a rodearlo, observo que el pilar A -el parabrisas, para entendernos- está más retrasado de lo normal, quedando un
capó largo que resalta una imagen coupé que es de mi agrado. La línea lateral
da impresión de fluidez, pero es discreta, carece de formas que se hagan notar y es
quizá la parte más “sosa” del coche. Termina en una zaga muy elevada, con una
luna más bien pequeña bajo un discreto alerón. Recuerda, salvando las
evidentes diferencias, al CX-5, el SUV de la marca. Me encontré con más de una
mirada en los semáforos y un par de conocidos alabaron tanto el diseño como el
color del 3. Parece que, estéticamente, Mazda lo ha clavado.
Impresiones del interior
Había conducido con anterioridad, aunque muy brevemente, el
anterior Mazda 3 y recuerdo un acabado interior bastante bueno, pero con esta
nueva generación Mazda se ha superado. Me recordó en cierto modo al Opel Astra que probamos aquí hace tiempo, en el sentido de que la calidad visual que se desprende del interior
poco o nada tiene que envidiar a otros rivales supuestamente premium. Las diferencias acaban
saliendo, claro -solo faltaba, en
algunos casos el sobreprecio es como para pensárselo mucho- pero hay que ir a pillar: un plástico duro
por aquí, aquel detallito de por allá… Quizá sea que no soy un sibarita de los
acabados, pero la calidad interior del 3 me pareció totalmente satisfactoria.
Ayuda mucho a llevarse esa grata impresión la configuración
del tablero: sencillo, claro, con poca botonería pero en absoluto soso. Está
presidido por la pantalla de 7” que parece haberse puesto de moda y que parece
una tablet ahí pegada. ¿Dónde quedó
la tradicional pantalla integrada? Pese a no ser de mi especial agrado, su
funcionamiento es cómodo, desde el joystick del HMI Command se controlan todas
las funciones de información y entretenimiento.
La climatización es prácticamente
la única protagonista de la consola central y el resto de las funciones se
agrupan en torno al volante, en diferentes mandos satélites. Una vez
“aprendido” todo -especialmente el
sistema HMI Command y el volante multifunción- se puede manejar todo sin apenas distracciones.
También probé, por primera vez he de reconocer, el head-up
display: un sistema que “proyecta” información
-la velocidad, advertencias y algunas indicaciones del navegador en este
caso- delante de uno, un poco por debajo
de donde se suele llevar fijada la vista, de tal manera que se pueda leer sin
perder de vista la carretera. Me pareció un sistema curioso y de cierta
utilidad, aunque no tengo claro que, de tener que hacerlo, pagara por este
extra. Ni frío ni calor. Hay un detalle que sí que no me gusta y es que en las versiones sin head-up display
el cuentarrevoluciones queda muy relegado a un segundo plano a la izquierda del velocímetro -que ocuparía el lugar donde está el tacómetro de las fotos-.
Ya sentado en el asiento, me cuesta un poquitín encontrar la
postura, pero le cojo el punto. El volante va más vertical de lo habitual -se regular mucho- pero lo dejo así. Es una posición bastante
baja en su punto más bajo, valga la redundancia, lo cual agradará a los que más
disfrutan al volante. El espacio me pareció normal, ni mucho ni poco, al igual
que detrás. Si noté que la altura de los pasajeros traseros puede ser mucha
hasta que llegan a tocar el techo, lo que no suele ser frecuente.
Aunque hay varios huecos útiles repartidos por el habitáculo, eché de menos que los de las puertas delanteras fueran mayores. Aunque sean lugares donde se acumulan todo tipo de cosas que nunca se llegan a usar, para cosas grandes el cofre central no basta.
Aunque hay varios huecos útiles repartidos por el habitáculo, eché de menos que los de las puertas delanteras fueran mayores. Aunque sean lugares donde se acumulan todo tipo de cosas que nunca se llegan a usar, para cosas grandes el cofre central no basta.
Equipamiento
No es un tema en el que me guste demasiado meterme, por tedioso y porque el configurador de la marca lo va a contar mejor que yo sí o sí, pero lo resumiremos brevemente. Hay tres tipos de acabados, Pulse, Style y Luxury. El nivel de acceso a la gama, Pulse, está considerablemente bien equipado: aire acondicionado, ordenador de a bordo, volante multifunción, entrada auxiliar y USB, arranque por botón, DSC, arranque en pendiente, control de presión de neumáticos...
Solo echo de menos luces antiniebla -que deberían ser un elemento de seguridad presente en todos los acabados- o el climatizador, que no hubiera estado de más incluir aunque fuera uno monozona más sencillo .
Solo echo de menos luces antiniebla -que deberían ser un elemento de seguridad presente en todos los acabados- o el climatizador, que no hubiera estado de más incluir aunque fuera uno monozona más sencillo .
Por encima, el Style añade asistente de frenada en ciudad SCBS, control de crucero, el sistema HMI Commander y la pantalla a color, molduras cromadas y otros aditamentos.
En el acabado Luxury entran los faros bixenon + luces diurnas LED, asistente de cambio de carril -que pude probar brevemente y resulta satisfactorio- , head-up display, sensores de aparcamiento, sistema de sonido Bose, asientos calefactados, llantas de 18"...
Como buena marca japonesa, los extras son mas bien paquetes cerrados que incluyen varios elementos, siendo menos personalizable que sus homólogos europeos, aunque estos paquetes tienen un precio razonable. Además hay que contar con los descuentos de la marca, que además de económicos suelen incluir alguno de estos paquetes.
El Mazda 3 más básico, con motor 1.5 litros gasolina y acabado Pulse, parte de 17.750 euros. El modelo más caro corresponde al 2.2 diésel automático de 150 CV y acabado Luxury, son 28.400 euros. La versión probada aquí corresponde a esta última pero con cambio manual y según me dijeron los responsables de Hiro Motor, ronda los 27.000 euros.
Hacemos aquí un punto y seguido. Continuaremos en la segunda parte con impresiones sobre el motor, comportamiento y más. De momento el Mazda 3 convence y mucho, veremos si en el apartado dinámico raya a la misma altura.
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