XL1, EL GOLPE ¿DEFINITIVO? DE VOLKSWAGEN AL CONSUMO



El nombre ya presagia que no nos vamos a dar de frente con un coche normal y corriente. La Wikipedia lo define como “protitipo funcional”, lo cual choca sabiendo que Volkswagen tiene previsto comercializarlo en algún momento a lo largo de este año. El XL1 es el resultado del famoso "Proyecto 1 litro", que viene de muy atrás. De recuerdo haber leído sobre él siendo un niño allá por el 2002. Once años le ha costado a la marca germana culminar su propuesta, que menos que averiguar de que se trata.

Ya sé que os estáis preguntando: ¿por qué narices un coche híbrido y eficiente tiene que ser más feo y raro que un rape? Se supone que es porque siempre buscan resistencias aerodinámicas extremadamente bajas  -Prius y Ampera, en cambio, optan sabiamente por tener una silueta eficiente sin perjuicio del diseño-  para avanzar con la mínima resistencia al aire posible. Este es el caso del XL1, que no presume de planta motriz revolucionaria sino de una gran capacidad para atravesar el aire y de un peso muy reducido.


A juzgar por las cifras, se han currado mucho el aspecto aerodinámico, 0,189Cx de coeficiente, nada menos. Para que os hagáis una idea, el Toyota Auris, uno de los compactos más dotados en este sentido, tiene un coeficiente de 0,28Cx. Esta facilidad para cortar el aire viene motivada por características como su particular forma de gota de agua, las ruedas estrechas y carenadas o la ausencia de radiador frontal  -toma el aire de los bajos del coche-  .

De la propulsión se encarga un propulsor TDI bicilíndrico de 800 cc y 47 CV que trabaja con un motor eléctrico de 27 CV, que puede funcionar de manera independiente con una autonomía de 50 kilómetros gracias a sus baterías de 5,5 kWh. La potencia de ambos motores trabajando de manera conjunta es de 69 CV y la gestiona un cambio DSG de 7 marchas. Es enchufable  -se carga en 5 horas-  y tiene un ridículo depósito de gasoil de 10 litros para alcanzar hasta 500 kilómetros de autonomía total.


Las prestaciones no son de escándalo pero tampoco avergüenzan: de 0 a 100 km/h en 11,9 segundos y velocidad máxima de 160 km/h. A velocidades bajas se le suponen buenas prestaciones dado el particular funcionamiento de los motores eléctricos, que entregan todo el par desde cero revoluciones. El consumo, según homologación, es de 0,9 litros/100 km y emite 24 gramos de CO2 en esa misma distancia.

Ahora que ya os he aburrido con cifras, vamos a hacer una lista de sus particularidades: no tiene retrovisores, dos cámaras se encargan de esa función. Utiliza materiales exóticos como el magnesio, plástico reforzado con fibra de carbono o policarbonato para las ventanillas. Sus frenos son cerámicos  -¿eran TAN necesarios en este coche?- , el asiento del copiloto va más retrasado que el del piloto por razones de espacio, la posición de conducción es muy baja y se accede al interior mediante puertas levadizas. Su precio, que aún está por determinar, no será como para echar a correr al concesionario. 

En vez de seguir enrollándome con las particularidades de este coche, os dejo con un vídeo de Javier Moltó para km77. Disfrutad de este rara avis.



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