Hace unos días tuve la posibilidad de probar brevemente el
BMW Serie 1 en su versión de cinco puertas, que va ya por su segunda
generación, de código interno F20. Esta nueva versión del compacto bávaro ha
sido mejorado en varios aspectos respecto al anterior, aunque también ha
suscitado más de una controversia. Veamos qué hay de nuevo en la gama a través de
un 118d.
Estética renovada
Sin abandonar sus líneas generales, el Serie 1 está bastante
cambiado respecto al anterior, empezando por uno de los puntos que menos
adeptos tiene: el frontal. Corresponde a cada uno juzgarla, pero
no son pocas los que se han echado las manos a la cabeza al ver esos ojos. Para ser justos, hay que reconocer que en vivo es mucho más bonito que en fotografías, sin embargo yo soy de los que piensa que, en
esta receta, BMW se ha pasado un poco con la sal. Mantiene su
tradicional parrilla de doble riñon y de su largo capó, luego veremos porqué.
En la vista lateral se aprecia la notable ganancia en longitud,
de casi diez centímetros, sin renunciar por ello a la posición retrasada de la
cabina, una de sus características más distintivas. El nervio inferior de
antaño ha sido suavizado y gana aún más relevancia la línea de la cintura, muy
marcada y que sigue una línea claramente ascendente que acaba por integrarse en
los faros traseros.
Este es otro de los aspectos más criticados, la similitud
de dichas ópticas con las del Volkswagen Polo. En mi opinión y sin negar cierta
semejanza en las formas y en su ubicación, esta crítica no ha lugar. La nueva
zaga da la impresión de ser menos ligera, aunque a cambio permite una sensible
ganancia de espacio para el maletero de 30 litros.
Características del interior
Se ha hecho hincapié en mejorar la habitabilidad y se ha
logrado respecto a la anterior generación, pero sigue sin ser de los más
grandes de la categoría. La mejoría la notarán especialmente los pasajeros atrás, pero aún con todo sigue detrás de rivales como el A3 sportback o el Golf.
La posición del conductor es, como otros BMW,
fantástica, permitiendo ir sentado muy cerca de la carretera. Los asientos que
equipaba la versión probada eran los más básicos y son normales y corrientes en cuanto a comodidad ofrecida.
Esto, que no sería una pega en cualquier coche generalista, sí me lo parece en
un BMW dado el precio que se paga y la fama de mimar al conductor que siempre
ha tenido el fabricante. He podido probar los asientos opcionales con muchos
más reglajes y esos sí que me parecieron notables, al igual que el sobreprecio
que conlleva su adquisición.
El salpicadero cambia con la aparición del Control Display,
una pantalla multimedia disponible en tres sabores -6,5”, 8,8” y 10”- que se maneja desde una suerte de joystick
–iDrive- situado próximo a la palanca de
cambios. Es intuitivo y de fácil manejo, aunque requiere de cierta práctica. La
situación tanto de la pantalla como del mando me parece muy acertada.
El interior es muy aparente, transmite calidad nada más
entrar. Sin ser el más vistoso huye de la excesiva sobriedad de la que en
ocasiones pecan los coches alemanes. Los ajustes son muy buenos, no tuve
ocasión de prestarles excesiva atención pero creo que están por encima de la
media. Me gustó menos el tacto de algunos plásticos, como el gris de la consola
central.
También es cierto que, al ser esta tan prominente -cosa que resulta muy de mi agrado- cualquier detalle pasa mucho menos desapercibido que en otros modelos que la llevan a menor altura.
Al volante del 118d
El Serie 1 tiene una característica exclusiva que puede ser
irrelevante o interesantísima, según seamos usuarios normales o apasionados de la conducción: la tracción trasera. No hay otro compacto en el mercado con esta particularidad y eso le puede dar al BMW un plus de interés.
En BMW afirman haberlo hecho más cómodo que el anterior sin
haber perjudicado su comportamiento. No puedo afirmarlo al no haber probado el
anterior -está pendiente- pero es un coche cómodo en general, aunque
cuando el asfalto está roto me ha dado la sensación de ser un poquitín
seca. Sin duda hay coches más cómodos que aíslan más a sus ocupantes.
Cabe destacar del Serie 1 que tiene un cierto tacto deportivo del gusto de quien no duda en sacrificar sensaciones por algo de comodidad, como es mi caso. Lástima no haberle podido dedicar más tiempo.
Cabe destacar del Serie 1 que tiene un cierto tacto deportivo del gusto de quien no duda en sacrificar sensaciones por algo de comodidad, como es mi caso. Lástima no haberle podido dedicar más tiempo.
Es la primera vez que pruebo un coche con distintos modos de
conducción, en este caso Sport, Comfort y Eco Pro. Este sistema varía la forma en que responde el acelerador,
la asistencia de la dirección, el funcionamiento del ESP e incluso la rapidez
de la caja de cambios automática si estuviese instalada. Me gustó su
funcionamiento, aunque los distintos ajustes del ESP no tuve la oportunidad de
probarlos y el tacto de la dirección me gustó mucho modos -en Sport se nota un poco más dura- en todos sus modos.
Pude apreciar especialmente la gestión del acelerador: en
modo Eco Pro el coche es tranquilo,
dócil y permite hacer consumos ajustados. En Sport el motor responde antes a
nuestros movimientos del pie derecho, dando la impresión de que “anda más”. La
posición Comfort es la solución
intermedia a las anteriores.
Además de todo lo visto, el Serie 1 tiene una caja de
cambios muy del gusto de los apasionados de los coches, con recorridos bastante
cortos y muy precisos, tanto que al principio resulta fácil insertar la marcha
que no es.
Motor y prestaciones
Probamos el 118d, que monta un motor 2.0 litros de 143 CV dispuesto
de manera longitudinal, una solución que, al igual que la tracción trasera,
solo este BMW tiene dentro del segmento C. Colocado en una posición retrasada dentro del vano motor, favorece el reparto de pesos y por tanto el comportamiento.
Es un motor enérgico, que da toda su potencia a 4.000 rpm. También es agradable de usar pues da su par máximo, 320Nm, entre 1.750 – 2.500 vueltas. No noté ese rango en el que, antes de mostrar todo su poderío, los diésel suelen mostrarse algo remolones, probablemente por la buena puesta a punto del turbo de geometría variable y doble entrada.
Es un motor enérgico, que da toda su potencia a 4.000 rpm. También es agradable de usar pues da su par máximo, 320Nm, entre 1.750 – 2.500 vueltas. No noté ese rango en el que, antes de mostrar todo su poderío, los diésel suelen mostrarse algo remolones, probablemente por la buena puesta a punto del turbo de geometría variable y doble entrada.
Las prestaciones serán más que suficientes para la mayoría: hace el 0-100 km/h por debajo de los nueve segundos y tiene un buen tirón cuando se le exige dar lo mejor de sí. Si aun así no fuese suficiente, los 184 CV del 120d deberían sí que debería bastar.
No me quedé mucho con detalles como el refinamiento o las
particularidades en frío del propulsor, sin embargo sí me pareció que el ruido
dentro del habitáculo es contenido y se transmiten algo las vibraciones a
elementos como la palanca de cambios.
Declara un consumo de solo 4,1 litros, imposibles de
alcanzar en la vida real -esto sucede en
la amplia mayoría de los coches- . A
falta de una prueba más detenida, sí que parece que los consumos pueden ser muy
buenos, demostrando que no hace falta irse a cilindradas menores - los ahora frecuentes diésel 1.5 y 1.6
litros- para obtener un consumo frugal.
Equipamiento y precio
El Serie 1 ofrece una cantidad de extras considerable, como
cámara de aparcamiento, distintos formatos de pantalla multimedia, sistema de
aparcamiento automático, navegación por internet… También tiene lagunas de
equipamiento que, más que importantes, son absurdas, como por ejemplo
cinturones regulables en altura, regulación lumbar del asiento del piloto,
iluminación interior, luz en el espejo de cortesía o volante multifunción. Para
tener un equipamiento completo e interesante se hace necesario incluir al menos
un par de paquetes de extras.
El equipamiento de seguridad sí que es amplio, con ocho
airbags, control de estabilidad y de tracción
-con bloqueo electrónico de diferencial- , indicador de presión de
neumáticos, luces de freno dinámicas… Otros elementos como el Start/Stop, luces
con función Follow-me-home o faros antiniebla también son de serie en el 118d.
Su precio: 27.900 € sin descuentos ni Plan Pive, un precio
alto aunque más asequible que rivales como el nuevo Clase A o el A3. El resto
de sus rivales son más baratos que el BMW Serie 1, que parte en su versión más
básica -114i de 102 CV- de 23.400 €.
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