Confieso tener una pequeña lista de coches que ardo en
deseos de probar: un Alfa 147, un Prius, alguna gran berlina… Desde hoy
esa lista es un poquito más corta, pues directa desde Lugo me ha llegado la
oportunidad de probar el nuevo Opel Astra, que también estaba en mi lista debido a las alabanzas que recibe en muchas pruebas que leo. Incluso se había creado en mí cierto hype, pero este fin de semana he podido quitarme el gusanillo y sacar mis propias conclusiones.
Subid, que nos vamos a dar una vuelta en un compacto alemán.
Continuando con la historia
Como es habitual, empezamos dando un breve repasito a sus
antepasados. Por si no lo recordáis, hace unos meses probamos un Astra G y contamos parte de su trayectoria, así que para no repetir la misma historia,
retomaremos esta donde acaba la del Astra del 2001.
Siguiendo con la nomenclatura que impone Opel, el Astra H (2004-2010)
fue la tercera generación del compacto alemán. De imagen bastante rompedora,
tenía elementos estéticos que quizá no eran muy del gusto de la mayoría. Siempre lo consideré un buen coche ya que cumplía varios requisitos: era seguro, tenía una
completa gama de motores y estaba bien diferenciado de la competencia.
Hablando de motores, la gama se componía de gasolinas de 90,
115, 125, 140, 170, 200 y 240 CV, sin dejar ninguna laguna en cuanto a
prestaciones. En diésel existía el equivalente al básico de gasolina, el 1.7 de
80 y 110 CV y bloques 1.9 a elegir entre 120 y 150 CV, todos ellos de origen
Fiat -es decir, turbocomprimidos de
inyección directa common-rail- salvo
los 1.7 que provenían de Isuzu. Mención aparte merece la versión OPC, un hot hatchback que rayaba a gran altura.
Saltándose generaciones
La cuarta y actual generación es un coche totalmente nuevo.
No he tenido la fortuna de conocer a fondo a su predecesor pero comparando lo
poco que sé de él con lo que he descubierto en este nuevo Astra, me da la impresión de
que en Opel se han saltado una generación: el gran cambio a mejor es
perceptible a todos los niveles: estético, cualitativo y hasta “cuantitativo”.
Estético porque me cuesta pensar en alguien que no vea en
este un Astra mucho más bonito, más sólido, mas coche. Es difícil de expresar, hay que verlo. Si en las fotos es
bonito, en vivo lo es aún más. Salvando las diferencias, su transformación exterior me recuerda un poco al del Mégane: de ser un coche que tal
vez no encajaba del todo a uno que destila armonía. Es
un tema de apreciación de cada uno, pero creo que sería fácil llegar un
consenso aquí.
Vamos a desglosarlo
por fuera comenzando por el frontal, que siguiendo las pautas del nuevo diseño imperante en Opel, es mucho más
afilado y agresivo. En la vista lateral destaca la menor superficie acristalada y la
línea de la cintura bastante elevada, menos marcada que antes y que discurre paralela a un nervio
inferior que termina elevándose. Por último la zaga redondeada, muy del
estilo “culo gordito” que tanto se ve ahora. Un discreto alerón pone la guinda
a la parte trasera.
El salto cualitativo al que me refería antes permitidme
reservarlo para las características de su interior, que hay mucha tela que
cortar ahí. Con “cuantitativo” me refería a que nos llevamos más Astra
que antes, concretamente 16 centímetros. No solo crece a lo largo, también lo
hace en la báscula, aunque de esto ya hablaremos en la segunda parte de la
prueba. Ahora veamos que esconde el Opel en su interior.
Interior del nuevo Astra
Sabía que la marca del rayo estaba sorprendiendo en esta nueva
generación y había oído cosas muy buenas especialmente del Insignia, así que
esperaba que el Astra, en cuestión de calidad interior, fuese un mini-Insignia.
Desde luego no defrauda cuando te sientas en él.
La primera impresión es sencillamente fantástica. Tan buena
como en cualquier compacto premium y
me atrevería a decir que mejor que en más de uno. Te engatusa con detalles como
la iluminación roja del interior o el cuero en las puertas -este Astra es la versión Excellence- . Los ajustes son realmente
buenos y da la impresión de ser sólido, bien construido.
Luego, a medida que pasas tiempo dentro y vas toqueteando
cosas, te das cuenta de que no tiene muchos plásticos acolchados -perfectamente entendible dado su rango de precios- , predominan
los duros aunque no son para nada desagradables al tacto. Esta creo que es la
única diferencia con rivales como el A3, porque aparte de esto el Astra rezuma
agrado para la vista, más si incluye una pantalla como la que veis en las fotos.
Punto para Opel, a la que agradecemos huir un poco de la sosería.
Que nadie piense que es perfecto, también tiene sus
cosillas. La más llamativa sin duda la colección de botones que hay en el
tableros, un poco caótica. Entendería a quien se sienta abrumado por
tanta función, sin embargo he de confesar que echándole un poco de sentido
común enseguida me entendí con el sistema de audio y la climatización.
También tiene algún botoncillo, como las “ruedecillas” del
volante, que dan la sensación de ser algo frágiles y el manejo del ordenador
de a bordo -de las palancas tras el
volante en general- no me pareció el
colmo de la funcionalidad, pero son aspectos accesorios que no empañan la
experiencia de conducirlo.
Sobre habitabilidad, yo diría que se mueve en un término
medio: ni es el más espacioso ni se echan en falta centímetros de más. Resulta apreciable la ganancia en espacio al emplear freno de mano
eléctrico: su lugar lo ocupa ahora un hueco útil con tapa deslizable, que juntos a los demás espacios habilitados para vaciarnos los pantalones, hacen de este un coche práctico.
Delante creo que
todos esos botones y luces reducen la sensación de espacio general, aunque si
uno lo piensa detenidamente, es más la impresión que la falta real de espacio.
Los asientos -los hay más básicos- son muy buenos, cómodos y de calidad. El
volante también es muy cómodo y de un material a la altura, pero por pedir,
quizá una piel ligeramente más blanda daría mejor resultado. Es totalmente regulable y permite alcanzar la posición ideal de conducción con suma facilidad.
Detrás dos adultos de 1.80m irán muy cómodos y sin
problemas, si son unos centímetros más altos habrá “rocecillos” con el guarnizado del techo.
La tercera plaza central es más incómoda aunque creo que me he sentado en otras bastante peores.
Los 370 litros del maletero
están bien, aunque de serie no trae rueda de repuesto sino kit de reparación.
Lo que sí incorpora es el sistema FlexFloor,
en el que el suelo se puede plegar y colocar en tres alturas diferentes. Me
pareció una tontería antes de verlo, ahora me parece una tontería bastante
útil.
Tendremos que dejar el motor, el comportamiento y el
equipamiento para la segunda parte. Si también cumple en estos tres aspectos,
creo que estaremos ante uno de los mejores compactos disponibles ahora mismo.
Pronto saldremos de dudas.
PD: Disculpad la calidad de las imágenes, por problemas técnicos no pude disponer de cámara de una cámara de fotos más apropiada
No hay comentarios :
Publicar un comentario