La segunda entrega de la colección “Grandes coches de la
historia” versa también de un deportivo italiano, como el Bugatti EB110 cuya historia repasamos hace tiempo. Y como con el Bugatti,
siento un especial cariño hacia él. Es, con toda probabilidad, uno de los coches
más “de competición” de cuantos han existido, no en vano el único propósito de su
existencia fue ganar el Campeonato del Mundo de Rallies. Lo llamaron Lancia
Stratos.
La historia de un ganador
Cuentan que cuando lo crearon, su aspecto recordaba a “algo
llegado de la estratosfera” y de ahí su nombre. No sé cuánto hay de cierto en
eso. Lo que sí sé es que está basado en un prototipo que ideó Bertone allá por 1970.
Quizá para otro ese boceto de coche hubiera quedado en eso, en un boceto, pero
por aquel entonces el responsable deportivo de Lancia era Cesare Fiorio, que de
competición sabía un rato, así que tuvo la genial idea de convertir ese concept car en el sucesor del brillantísimo Lancia Fulvia, que tras grandes
éxitos deportivos buscaba una retirada honorable.
El prototipo de Bertone, llamado Stratos Zero, era producto de un loco... o de un genio |
Tomada la decisión de tirar para adelante con el proyecto, Cesare Fiorio, eximido de la tarea de agradar al público, se sentó en su mesa a
rediseñar aquel prototipo. Un par de ideas tenía claras, como la
ubicación del motor -central, por
supuesto- o la tracción trasera.
Como en todas las historias bonitas, la suerte tuvo su cuota
de protagonismo. Lancia necesitaba un motor más capaz que el 2.0 V4 que Abarth
había producido y dio la casualidad de que en ese momento, FIAT adquirió a Lancia, haciéndola partícipe de un poderoso grupo en el que destacaba una casa
por encima de todas: Ferrari.
Así que, siendo Lancia y Ferrari hermanas, ¿de donde podía sacar Fiorio un motor para su criatura? Efectivamente, de un Ferrari Dino que, por fortuna, ya estaba dando los últimos coletazos. No es descabellado pensar que, de no
haber sido así, el proyecto del Stratos habría sido vetado por Enzo
Ferrari, que jamás habría visto con buenos ojos una máquina que hiciera sombra
al Dino.
El coche de rallies definitivo
Se produjeron 492 unidades
-92 más de las exigidas por la FIA para la homologación- del Stratos, un coche que finalmente fue
casi tan poco ortodoxo como el propio prototipo:
era ancho y corto entre ejes, que le daban una agilidad y una capacidad
de tracción sobresalientes. La visibilidad trasera era inexistente -¿quién usa el retrovisor en un tramo?- y la luna delantera curva, permitiendo una
mejor visibilidad yendo de lado. También estaba el interior, que parecía
diseñado para encajar, exactamente y sin margen de error, a piloto, copiloto y
volante.
Sí, aunque parezca mentira los rallies eran así. Este en concreto es el Safari |
Se eligió como estructura un bastidor autoportante de
plancha de acero, reforzado para meter el V6 de Ferrari de 2.4 litros del Dino
que si bien en la calle erogaba 190CV, en los tramos llegaba a los 280. El peso
rondaba la tonelada, solo así se entiende que volase en cada rally.
Fue el protagonista de los rallies de los ’70, ganando el
campeonato en 1974, 75 y 76, siempre con Sandro Munari al volante. Otros
pílotos también brillaron con el Stratos, como Markku Alen o Bjorn Waldegard. Todos ellos cosecharon éxitos porque, independientemente del piloto, el Lancia era el caballo ganador.
En fín, ya conoceis la historia de uno de los coches más grandes de la
historia del automovilismo en general y de los rallies en particular.
Personalmente me será imposible olvidar esa parrilla delantera trufada de
faros, esas llantas amarillas o los colores de Alitalia que más tarde
heredarían otros modelos míticos como el Fiat 131 Abarth. De ello se encargará
una maqueta a escala 1/18 que guardo como oro en paño y que encontré en eBay de
manera totalmente fortuita. Era cara, pero que leches, nunca me había dejado
estafar tan a gusto. El Stratos bien lo vale.
No hay comentarios :
Publicar un comentario