Hace un par de días, Ana Rosa Quintana, la señora esa de la
tele que parece ser la Oprah Winfrey española, escribía lo siguiente en
Twitter, supongo que en respuesta al reportaje de Jordi Évole sobre la
educación en Finlandia:
“Estupenda la educación en Finlandia. ¿Y el frío, los suicidios y no poder sentarte en una terraza a tomar unas cañas y unas tapas?
El comentario, aparte de parecerme una gilipollez de
considerables dimensiones, despertó mi interés por ese desconocido vecino del
norte. Como no podía ser de otra forma, mi atención se centró en cosas
relacionadas con la conducción y otros temas similares.
La fría estadística
Lo primero que encontré fue la estadística de muertos en la
carretera. Finlandia es novena, con una sorprendente España en
séptimo lugar. Ambos países podemos considerarlos más o menos similares aunque
les llevemos cierta ventaja, lo que no tengo claro es si hemos llegado al
top-10 con los mismos métodos. Me da en la nariz que, mientras aquí ha
funcionado el golpe de remo y el sablazo recaudatorio, en Finlandia han tirado
por otros derroteros, y hay indicios que apuntan en el mismo sentido que mis
sospechas.
En primer lugar, está la educación vial. Aunque la
mencionada Ana Rosa Quintana sea más partidaria de dar una docena de clases
prácticas para aprobar el examen de conducir y tomarse unas cañas después, en
Finlandia gustan de asentar los conocimientos teóricos sobre unas buenas bases
prácticas.
Las clases no se limitan a conducir de día por 3 o 4 zonas de una
ciudad, sino que también incluyen tramos extraurbanos de todo tipo. No contentos con esto, los aprendices deben demostrar sus cualidades
en condiciones adversas, entendiendo esto como conducción sobre agua, nieve y
hielo. Tampoco escapan a pruebas de habilidad como la del alce, slalom entre
conos y cosas por el estilo. El tema de conducir se lo toman mucho más en serio
que nosotros.
Alguno pensará que sí, mucha autoescuela y mucha gaita, pero andan por detrás en la estadística. Bueno, no olvidemos que mientras España
se paraliza —nadie viaja, los niños no
van al cole...…—
cuando cae algo más que cuatro copos, en Finlandia el invierno les dura
seis meses —bastante oscuros, por cierto— en los que hacen una vida perfectamente
normal. Huelga decir que nuestro invierno comparado con el suyo es una brisa suave, ¿verdad?
No suelen cogérsela con papel de fumar: las luces hace años
que deben ir encendidas en todo momento. Cuando el frío arrecia, los
neumáticos de invierno son obligatorios para todos, guste o no. Y
luego tienen unos límites de velocidad con los que no se han comido la cabeza:
Zonas urbanas entre 40 y 60km/h, según. Carreteras, a 80km/h y en autopista,
120km/h reducidos a 100 en invierno.
Otro dato curioso: en Finlandia las multas graves se establecen según los recursos económicos de cada uno. En 2009, un señor cazado a 85km/h en una zona limitada a 60km/h fue multado con 111.888€. ¿Una barbaridad? Bueno, yo lo considero justo. Estoy seguro que a ese tipo le dolió la multa de verdad y hay muchas más probabilidades de que aprendiese la lección que si le ponen los 100€ de rigor, que a unos les estropea el mes y a otros, hablando en plata, se la trae floja. Tampoco es una mala forma de redistribuir la riqueza.
De casta la viene al galgo
“En Finlandia solo puedes ser tres cosas: granjero, borracho
o piloto de rallies. Y yo conozco varios que son las tres cosas”. Esta frase,
atribuida al campeón del mundo de rallies Markku Alen, es algo más que un chiste
gracioso y ahora descubriréis porqué.
Al margen del brillante sistema educativo que tienen, los
finlandeses llevan la gasolina en la sangre: para ellos el automovilismo es
como para nosotros el fútbol. En vez de mandar a los niños a correr tras una
pelota, trazan un circuito en la nieve sobre un lago helado y les ponen al
volante de un Volvo destartalado. Que disfruten. Si eso no es una infancia
divertida, ¡que baje Dios y lo vea!
Solo así se explica el larguísimo historial de grandes pilotos de
la casa: Hirvonen, Gardemeister, Hänninen, Kankkunen, Latvala, Mäkinen padre e
hijo, Aaltonen, Rovanperä, Salonen, Toivonen, Vatanen, Räikkönen… y así hasta
el infinitonen.
Curioso país, al que sinceramente envidio. Tienen sus cosas
claro, como todos, pero no cabe duda de que en cuestiones de automovilismo, nos
llevan un rato de ventaja. Si fuera escandinavo, seguramente me iría a dar unas
vueltas por algún circuito improvisado, pero como soy español, me conformo con
ir de cortos y tapas. Con suerte me encuentro a la señora Quintana y paga una
ronda. ¡A vuestra salud!
PD: aunque no esté directamente relacionado, el programa de Jordi Évole es de enorme interés general. Podéis verlo aquí
Impresionante¡¡ digno de publicar
ResponderEliminarMucho frío por allí!!
ResponderEliminarEscribes muy mal, no ataques a Ana Rosa, es verdad que demuestra ignorancia con su comentario. Pero déjala ir que ella solita nos muestra lo que vale. Luego también España no es tan mala, yo he estado un tiempo viviendo fuera, y ni todo es tan bueno alli como se comenta y tampoco es todo tan malo aquí.
ResponderEliminar@rafahuertas aparte de lo de Ana Rosa y mi opinion acerca de como hemos aprendido a no morir en la carretera (para Pere Navarro, el fin justificaba los medios) no he criticado España en ningun aspecto. Me he limitado a contar curiosidades acerca de Finlandia. Ni más ni menos.
ResponderEliminarYo tambien creo que escribo muy mal, pero a mi no me queda otra que leer lo que escribo. En tu caso sí hay alternativa: cientos, miles de blogs que quizá sí te gusten. Admíteme un consejo: valora más tu tiempo y busca otras páginas que realmente te gusten y con las que tengas afinidad.
Un saludo y gracias por tu opinion ;)
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