TÉCNICA: SUSPENSIÓN. PRINCIPIOS BÁSICOS



A menudo creemos saber mucho de coches. Sabemos cuantos caballos tiene el último Golf GTI, cuantos gasta un Kia Cee`d o como son los acabados de un Porsche Panamera. Sin embargo… ¿qúe hay de su funcionamiento? Personalmente, me sorprendo con frecuencia buscando cómo es la suspensión de paralelogramo deformable o cual es la diferencia entre un motor “normal” y uno desmodrómico.

Así que, para que no nos cojan a contrapié en la típica discusión friki de coches, inauguramos la sección de técnica, en la que trataremos diversos aspectos mecánicos del coche. Por ser la primera vez, empezamos con algo light: las suspensiones.


El nexo de dos mundos

Suspensión con dos triángulos
Antes de nada, hay que comentar unas cuantas obviedades: las suspensiones son ese mecanismo que une las ruedas al resto del coche. No tienen que ver con la propulsión  -de eso se encargan ejes, diferenciales, etc-  . Son sin duda el elemento más directamente relacionado con la estabilidad y el “normal comportamiento” del coche, con permiso de los neumáticos: un coche sin suspensiones se parecería a la típica bici de ruedas macizas que todos hemos tenido de pequeños. Un suplicio, vaya.

Podemos empezar hablando de los elementos de unión. Son piezas que sirven para soportar los diferentes esfuerzos y permitir el movimiento del porta-rueda con respecto al bastidor. Los brazos -barra que une dos puntos- , triángulos -elemento con unión en tres puntos-  y los trapecios  -lo mismo, pero con cuatro extremos de unión-  son ejemplos válidos.


También están los elementos elásticos, como son los muelles, los amortiguadores o las barras de torsión. Los muelles  -o resortes helicoidales-  ya sabemos todos lo que son, y si no probad a desmontar un boli de punta retráctil: eso que os ha saltado a la cara y ya no encontráis era un muelle.

Los amortiguadores son dispositivos que absorben la energía de los baches y ayudan a mantener pegadas las ruedas al suelo. Imaginaos un coche que usa solo mulles: estaría botando y rebotando todo el rato como una cama de agua. Los amortiguadores frenan ese comportamiento y mantienen la rueda “apretada” contra el suelo. Lo normal es que sean hidráulicos, neumáticos o de gas.

De igual forma, existen las llamadas barras de torsión, que son justamente eso, barras que se retuercen con los baches o inclinaciones y que estabilizan el coche al volverse a su forma inicial.

En rojo, barras de torsión
En la segunda parte hablaremos ya de diferentes esquemas y tipos de suspensión, con sus ventajas e inconvenientes. ¡No te lo pierdas!

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