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SÉBASTIEN LOEB: LA HISTORIA DE UN CAMPEÓN



Recientemente, durante el seguimiento del Rally de Alsacia, hablamos de un Loeb que al conquistar la prueba, se hacía con su noveno título mundial consecutivo, poco después de haber anunciado su intención de retirarse parcialmente del WRC. En Con R de racing hemos querido dar un pequeño repaso a la carrera de un piloto que ha batido todos los registros posibles.

Nacido en Haguenau, en la región francesa de Alsacia, el 26 de febrero de 1974, Sèbastien Loeb fue un joven cuyo futuro parecía estar alejado de los rallies pero no del deporte. No en vano, fue un gimnasta que se proclamó cuatro veces campeón de Alsacia. También quiso ser electricista, llegando a comenzar un periodo de aprendizaje en la compañía Socalec.



Sin embargo, una afortunada lesión  -afortunada para sus muchos aficionados-  le alejó de la gimnasia y empezó a competir en rallies en 1995 en el programa para jóvenes Volant Rallye Jeunes, una especie de operación triunfo de los rallies. Dos años más tarde, en 1997, pasaría a formar parte del equipo Ambition Sport Auto, que le catapultaría a la fama regional logrando con el equipo varios éxitos en rallies locales.

El salto al campeonato nacional no se hizo esperar en un joven cuyas habilidades al volante parecían crecer como la espuma a cada paso que daba. Ganó cuatro carreras en 1.300cc y terminó siendo galardonado con el Esperanza del Año. 

Los equipos oficiales llamaron a su puerta y fue Citroen  -quienes seguro que nunca imaginaron la fama que años más tarde les daría ese joven alsaciano-  quién se llevo a la promesa de los rallies. Durante la mayor parte de su juventud, Loeb, al igual que otros jóvenes, contó con el importante apoyo de la FFSA, el equivalente francés de la RFEDA. Huelga decir que la comparación entre una y otra federación daba la risa floja por aquel entonces.


Loeb "se casa" con Elena


En este punto de la historia  -1998-  Daniel Elena se convirtió su copiloto y ya no se separarían. Habría que hacer de este un capítulo aparte, resulta francamente difícil entender los éxitos de “Seb” sin el monegasco sentado a su derecha. No se le conocen errores y su compenetración con Loeb es absoluta. ¿Hasta qué punto ha sido importante Elena en los éxitos del equipo? Como respuesta, una anécdota: en 2011, en pleno rally de Méjico, el selector del cambio del DS3 se bloqueó en tercera marcha. La pareja continuó hasta el siguente enlace donde Elena, con ayuda de Loeb, reparó la avería usando un pasador del cierre del maletero para continuar hasta la asistencia. Finalmente ganaron la prueba  -25 puntos-  y el campeonato  -por 8 puntos-.


Volviendo a la historia de Loeb, 1999 no fue sino el año de su confirmación, siendo campeón del Trofeo Citroen Saxo Kit Car y al año siguiente campeón de Francia de Rallies de tierra. Lo mejor vino cuando Citroen le ofreció un Xsara Kit Car para disputar el Rally du Var: Sebastien terminé el rally primero y dejando boquiabierto a todo el personal. Era hora de poner toda la carne en el asador y prepararlo para liderar el proyecto de Citroen, recién desembarcada en el WRC. Ese mismo año disputó su primera carrera en el Campeonato Mundial de Rallies, en Córcega, finalizando en una más que meritoria novena plaza.

En 2001 disputa el campeonato de Francia de asfalto, el cual gana, así como el JWRC, campeonato Junior paralelo al WRC disputado con coches de tracción delantera y 1.600 cc también conocidos como Super 1600, que también tuvo en Loeb su primer campeón  -más tarde lo serían Dani Solá, Dani Sordo o Sebastien Ogier-  . Como no podía ser de otra forma, Citroën le puso un Xsara WRC para correr el Rally de San Remo con el que finalizó segundo tras Gilles Panizzi y dejando de nuevo patidifuso al personal.

Un año después, participó en varias pruebas del WRC, logrando en el asfalto de Alemania su primera victoria y confirmando su absoluta supremacía sobre el negro elemento. Su primera temporada completa sería en 2003. Desde luego nunca podrá quejarse de maestros, pues formaba equipo con Carlos Sainz y Colin McRae, que si bien ambos se encontraban en el ocaso de su carrera, seguían siendo los dos máximos exponentes de la vieja escuela  -de hecho Sainz finalizo el campeonato en la tercera plaza-.


En esta primera temporada completa, llegó a la última cita del campeonato, el Rally de Gran Bretaña, líder con un punto de ventaja sobre su perseguidor, el noruego Peter Solberg (Subaru). Al parecer, en la prueba recibió la orden de no arriesgar con el fín de asegurar el ansiado campeonato de marcas, razón por la cual fue incapaz de ganar un rally que acabó en manos de Solberg, que le arrebató así el mundial por solo un punto de diferencia. Las ordenes de equipo nos impidieron  -como siempre-  saber cómo hubiera concluido una lucha a muerte entre los dos pilotos.


Desde 2004 hasta hoy no hay mucho que decir, salvo que todos y cada uno de los años ha salido campeón con una absurda superioridad que incluso ha deteriorado la imagen del WRC como hiciera Michael Schumacher en la F1. Son 71 victorias en 9 años al volante de tres coches: Xsara, C4 y DS3, todos de Citroën, el fabricante que apostó por él, lo encumbró y recogió unos frutos cientos de veces mayores que su “inversión” inicial.

De todos estos años de dominio francés quedan varias anécdotas, como la del año que se cayó de una bicicleta y se fracturó el humero justo a falta de dos rallies. A pesar de eso y dada la ventaja que tenía, Gronholm no fue capaz recortarle bastantes puntos y se proclamó campeón desde el sofá de su casa.


Un año más tarde también se hizo con el título ante Gronholm en la última prueba, y el año pasado, compartiendo equipo con Ogier, niño prodigio al igual que lo fue él y con el que comparte nombre de pila, a punto estuvo de perder el mundial al vencer Ogier cinco pruebas, tantas como él, y obligándole a jugárselo todo con Hirvonen en Gran Bretaña.

Llenando de luz un campeonato muy sombrío

El pilotaje de Loeb es muy fácil de definir: rapidez y consistencia. No solo vuela, sino que coge un ritmo y lo mantiene durante todo un rally, sin altibajos. Su tasa de errores es mínima y no suele equivocarse en la toma de decisiones, como en los neumáticos o la configuración del coche. Por si esto fuera poco, tiene otra gran virtud: bajo presión, nadie mantiene la concentración como él. No le hace mella. Es un piloto tan brillante  -lo ha demostrado en varias disciplinas-  que las pocas sombras que planean sobre su carrera, no se le pueden atribuir a él.

Es cierto: se marcha con 9 títulos prácticamente irrepetibles, todos los records posibles y un palmarés que le acredita como mejor piloto de todos los tiempos. Sin embargo su carrera ha coincidido con un campeonato venido a menos, con ausencias importantísimas como la de Peugeot, Mitsubishi o Subaru. La escasez de grandes pilotos también degradado mucho esta última década, y a pesar de que muchos dirán que “jubiló” a muchos campeones del mundo como Sainz, Gronholm o McRae, la carrera de estos ya estaba en su etapa final.

Sus contemporáneos tampoco han rayado a gran altura: Solberg no tiene madera de campeón y ha tenido dificultadas para tener un asiento oficial. Hirvonen quizá no sea lo suficientemente rápido. Sordo vivió a su sombra y en las pocas oportunidades de las que dispuso no tuvo la suerte de cara. Hirvonen es muy rápido, pero no demasiado errático. Solo Ogier, su némesis y con el que tantos rasgos tiene en común  -nacinalidad, talento, nombre y hasta hace poco equipo-  ha demostrado poder estar a su altura.

Un futuro incierto

Al final, Loeb y Elena se han quedado sin motivaciones. A pesar de ser aun relativamente jóvenes, de tener muy lejos la jubilación, se han cansado. Cansados de ganarlo todo, cada tramo, cada rally  -algunos de ellos, como el de Alemania, nueve veces consecutivas-. Cansados de quedarse ya sin records que batir.

Se sabe que a Loeb le atraen los circuitos, y como prodigio del volante que es, ha destacado en varias de sus incursiones al asfalto, como en las 24 horas de LeMans o en algunas pruebas al volante de un F1. En principio se retirará parcialmente del WRC, participando solo en un puñado de pruebas y dejando su asiento a otro piloto que podría ser Dani Sordo.


También se habla de un posible desembarco de Citroen en el Mundial de Turismos WTCC con Loeb como estrella, y dejando el Mundial de Rallies tras una década de abrumante dominio sobre los demás equipos. Sea como fuere, salvo sorpresa mayúscula, Loeb se va y desde aquí, creo que en nombre de todos los aficionados, le deseamos lo mejor en su nueva etapa.

Adiós, muchísimas gracias y buena suerte!!!


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