Tras comentar el aspecto exterior e interior del Clase
A -recién sustituido por un compacto
diametralmente opuesto- , es hora de
probar sus prestaciones y comportamiento. Para los que acaben de incorporarse, nos gustó mucho la agradable y moderna apariencia
exterior y sobre todo su interior, el cual encontramos cómodo y muy atractivo
visualmente debido a los buenos materiales y ajustes empleados en el
salpicadero.
Vamos a ponernos tras el volante a ver como se comporta el
más pequeño de los Mercedes.
Motor y prestaciones
Todos los Clase A diesel están animados por el mismo bloque
de 1.900 cc. La diferencia entre el A160 y el A180 -82 y 109 CV-
es exclusivamente la configuración electrónica. El A200 de 140 cv se
distingue, además, en la geometría del turbo, que no es fija sino variable. En
nuestro caso se trata de la opción intermedia, el A180.
Es un propulsor vigoroso, sus 109 CV son muy aprovechables.
En el coche de la prueba venía asociado a una caja de cambios Autotronic de la
que hablaremos enseguida. No solo es un motor muy satisfactorio en ciudad -sale de parado con mucho brío- sino que tiene potencia más que suficiente
para salir de ella y hacer kilómetros por autopista a velocidades altas. Por
carretera, el Clase A se mueve también con suficiencia. Solo en los casos más
exigentes recomendaría acudir al escalón superior, el A200 de 140 CV.
Al ser un Mercedes, sorprende que el motor no sea un
prodigio de suavidad y refinamiento, en este sentido los hay mejores. No tiene
un sonido evocador y hay quien no dudaría en calificarlo como “tractoril”. La
buena noticia es que el habitáculo esta muy bien aislado, los ocupantes no se
percatan de ello. En cuestión de vibraciones no está tan logrado ese
aislamiento y al ralentí las vibraciones son bastante perceptibles, en marcha
obviamente esto mejora.
Los primeros kilómetros el motor no da la sensación de ser
tan resolutivo como es debido al comportamiento del cambio Autotronic, una caja
automática de variador continuo de funcionamiento suave. La naturaleza de este
cambio hace que en ocasiones las revoluciones del motor no acompañen la
ganancia de velocidad como en un cambio manual o automático de doble embrague.
Es cómodo, pero poco indicado para quien busque sensaciones deportivas. Tiene dos modos de funcionamiento, Standard (S), que aprende los hábitos del conductor y se adapta a ellos, y Confort(C), que realiza cambios más suaves y busca el menor consumo.
El consumo medio declarado por el fabricante es de 5.2
litros/100km. Sin ser alto, tampoco es una cifra brillante. Otros monovolúmenes
mayores e incluso más potentes homologan una cifra solo un poco mayor. En
conducción despreocupada, es difícil bajar de 6 litros. Siendo muy cuidadosos
se pueden rebajar varias décimas, aunque alcanzar lo homologado se hace
complicado.
Comportamiento
Empezaremos por lo más destacable del Clase A, que es la
calidad de rodadura, que raya a un nivel alto. Se junta la comodidad de la
suspensión, la calidad interior, el buen aislamiento… varios aspectos que hacen
de este un coche ciertamente agradable de llevar.
Debido a los problemas iniciales del primer Clase A que
comentábamos en la primera parte de la prueba, este quedo configurado como un
coche duro de suspensión y no todo lo cómodo que cabria esperar. A la hora de
construir este nuevo modelo Mercedes trabajó mucho y duro en la amortiguación
para mejorarlo. No puedo compararlo directamente con el anterior ya que nunca
lo hemos probado pero sí puedo afirmar que este es francamente cómodo.
Comentaba Daniel, mi compañero durante la prueba y propietario, que a altas velocidades el coche no daba la sensación de ir bien asentado al pasar pisar irregularidades. En mi opinión, es cierto que en esas circunstancias el tren trasero da la sensación de "flotar" un momento tras el rebote, pero estoy convencido de que se trata de una particularidad de su suave suspensión ya que es muy difícil verle perder la trayectoria por muy feo que se ponga el firme.
Lo cierto es que este Clase A hace olvidar que estamos en un “pequeño” monovolumen del
segmento B. Es fantástico, invita a rodar tranquilo y aunque parezca lo
contrario, el balanceo es bastante contenido. Obviamente cuando se le fuerza en
una carretera con curvas no va como una tabla como haría un coche de suspensión
firme o tren de rodaje deportivo, aunque tampoco lo pretende.
Conduciendo por un entorno urbano no es especialmente ágil,
pero sí que tiene ese puntito de “coche pequeño” que le da cierta destreza en
ciudad, lo cual unido a su ya mencionada calidad de rodadura hacen los atascos,
semáforos y cambios de carril mucho más soportables.
Es un coche muy subvirador, haciendo énfasis en ese “muy”.
Eso lo hace bastante fácil de conducir, no traiciona ni da sorpresas. Por si
esto fuera poco, está muy controlado por la electrónica, que es intrusiva y no
deja desbocarse al coche. Hay que ser terriblemente salvaje para sacarlo de sus
casillas. Los usuarios a los que está dirigido no responden a este perfil y sin
duda agradecerán este carácter dócil.
El Clase A en el mercado
Como comentamos en la primera parte, el Clase A ha sido no
renovado, sino concebido de cero y saltando de segmento, siendo ahora un
compacto -rival del A3, Astra…- al que se le augura un gran éxito. El que
quisiese un Clase A como pequeño monovolumen, tendría que buscar en la Clase B,
que es algo mayor.
Es un Mercedes, así que
ya sabemos que la depreciación no estará de nuestro lado a la hora de
hacernos con uno. La unidad probada podía adquirirse por algo más de 20.000€.
En el mercado de segunda mano, los modelos más asequibles de 2008 rozan los
10.000€. Las mejores unidades, con unos 100.000 km y en mecánicas diésel, cuestan
alrededor de 12-13mil €.
¿Qué nos llevamos por ese precio? Un coche polivalente,
funcional, muy bien terminado y cómodo, con fiables mecánicas tanto en diésel como
en gasolina. En definitiva, un coche más grande de lo que parece, en todos los
sentidos.
Agradecemos a Daniel de la Vallina la cesión del vehículo y su colaboración a lo largo de la prueba
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