Un Mercedes-Benz bastante atípico. Así podríamos definir el
coche que hemos probado días atrás y que hoy ocupa esta página. Se trata del
extinto Clase A, un monovolumen compacto del segmento B que ha sido
recientemente sustituido, sin cambiar de nombre, por un bonito compacto que
ojalá podamos probar pronto.
Fue el primer Mercedes en llevar tracción delantera. Es
pequeño y sus motores van dispuestos transversalmente. Características todas
ellas muy poco comunes en Mercedes, que demostró agallas adentrándose en un
segmento desconocido para la marca. ¿Les saldría bien la apuesta?
Primeros y controvertidos pasos
El primer Clase A vio la luz en 1997, sorprendiendo al mundo
con su nuevo concepto de coche. De diseño vistoso, incluso alegre, no se puede
decir que haya tenido una mala acogida precisamente, ya que hasta la fecha se
han vendido más de un millón y medio de unidades.
Claro que, desgraciadamente, una de las cosas por las que
más se recordará a esta primera generación será la polémica surgida en torno a su gran facilidad para volcar durante la prueba del alce -maniobra consistente en esquivar un
obstáculo de manera violenta-
Inicialmente Mercedes negó el problema, pero acabó
reaccionando como se espera de una marca de su categoría: se llamó a revisión a
los 2600 unidades vendidas hasta entonces y se detuvo su producción hasta que
solucionaron el problema -debido a una
incorrecta puesta a punto del tren de rodaje-
atiborrando de electrónica y retocando tarados de suspensión a todos los
modelos.
Sin embargo, este gran error de ingeniería de la marca de
Stuttgart -sin duda el más público- no debe empañar la fantástica concepción del
coche en materia de seguridad. Fue el primero de su categoría en equipar ESP,
sistema que nos se generalizaría hasta casi 10 años más tarde. También fue
concebido de manera que, en caso de impacto, el motor cayese y se metiese por
debajo del habitáculo, impidiendo que no se adentrara en el habitáculo.
Sus motorizaciones eran modestas, de 100 CV o menos salvo el
A190 y el A210, de 125 y 140 CV. Un lavado de cara en 2001 le mantuvo al día
hasta la aparición de la segunda generación, en código interno W169, que es
justamente la que hemos conducido.
Un “huevito” bien hecho por dentro
El pequeño monovolumen de Mercedes fue rediseñado
profundamente por fuera, afilando rasgos y mejorando su apariencia, pero sin
perder su forma tan característica. Como siempre lo estético es subjetivo, pero
a mi me ha parecido un coche agradable y elegante, especialmente en este bonito
tono marrón.
Sin embargo lo mejor lo reserva para el interior, que es
donde más brilla el Clase A. Ofrece una calidad que no
tiene rival en su segmento. Ni siquiera es fácil encontrar terminaciones así en
el mismo rango de precios. Se nota que es todo un Mercedes.
Goza de unos materiales muy buenos y casi siempre blandos al
tacto incluso en sitios donde no es común encontrarlos, como la tapa de la
guantera. Donde encontramos plástico duro, este siempre tiene un recubrimiento “gomoso”
bastante agradable. Los ajustes son igualmente buenos, siendo difícil encontrar
algo que no nos guste como encaja.
Obviamente algún defectillo tiene, como los botones sin ninguna función -dedicados a equipamiento opcional- que quizá estén demasiado expuestos, o la ruedas del selector de aire cuyo tacto, sin ser malo, no está a la altura de la calidad percibida en el resto del coche.
Obviamente algún defectillo tiene, como los botones sin ninguna función -dedicados a equipamiento opcional- que quizá estén demasiado expuestos, o la ruedas del selector de aire cuyo tacto, sin ser malo, no está a la altura de la calidad percibida en el resto del coche.
El espacio no es mayor que en cualquier otro compacto pese a su apariencia de monovolumen, aunque sin duda es bueno. También he echado en falta que los asientos traseros se desplacen longitudinalmente, una cosa muy de agradecer en este tipo de coches. Su interior es práctico, hay varios huecos útiles repartidos por el interior, algunos de los cuales incluso están tapizados.
Vamos a dejar de ser quisquillosos -hay que serlo para notar cosas como los
pequeños defectos anteriores- y vamos a
probar sus asientos, que son de una tela agradable a la vista y al tacto. Son
cómodos, sin duda, con un respaldo un poco duro que no estropea esa comodidad.
No son muy envolventes, pero he de reconocer que no lo eche de menos. Se tiene
la sensación de ir “bien asentado”, nunca mejor dicho. Por decir algo negativo, la tela y más en color crema, es demasiado amiga de la suciedad.
En la parte de atrás es lo de siempre: dos bien, tres
regular. La anchura es muy similar a la de cualquier compacto del mercado. Por
altura, una persona de 1.85 todavía podrá viajar cómoda. El maletero es
sorprendentemente amplio y su suelo se puede situar a dos alturas. Tiene además
formas muy regulares que facilitan el “tetris” cuando es oportuno.
Equipamiento
Aquí el Clase A tiene luces y alguna sombra. En lo relativo
a la seguridad, va bien equipado, con doble airbag frontal y lateral -de cabeza y torax- , reposacabezas activos, ABS, ESP… sin
ninguna carencia notable. De elementos de confort también va servido, tiene un
buen sistema de climatización con aire acondicionado, mandos en el volante, diversos
detalles de cortesía… y manivelas para bajar las ventanillas traseras. Es uno
de esos detalles que no te acaba de encajar y menos en todo un Mercedes –Benz.
Lo mismo pasa con las llantas de acero + embellecedor, en lugar de montar unas
llantas “normales”.
La unidad que probamos tenía además sensor de parking
trasero, que funciona de manera correcta, así como bluetooth, que no llegamos a probar.
Como es habitual, reservamos una segunda parte para probar
el aspecto dinámico del coche. Os adelanto que, aunque no lo parezca, puede ser
un coche bastante divertido. 109 CV dan para mucho es este pequeño Mercedes, que además montaba el cambio automático opcional denominado Autotronic y del cual también hablaremos. No os lo perdáis.
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