Hace un tiempo, tuve la oportunidad de probar un coche cuyo
fabricante es, en la práctica -he leído
mucho dada la relevancia de la marca, pero la he conducido poco- bastante desconocido para mí. Por “suerte”,
tuve que dejar el coche en el taller y me cedieron uno de sustitución: el Opel
Astra G 1.7 Dti que probamos hoy.
“Apenas” dos décadas de vida
El Astra llegó en 1991 para sustituir al muy exitoso Kadett.
Exteriormente no supuso una revolución, aunque fuera ampliamente renovado su
línea general fue bastante continuista y sin cambios significativos. Como en
casi todos saltos generacionales de por aquel entonces, se estilizaron ópticas
delanteras, se suavizaron rasgos y redondearon formas.
El trabajo de Opel no pudo ser mejor y si el Kadett ya fue
un gran éxito de ventas, el Astra no le fue a la zaga, de hecho se convirtió en
el modelo más vendido de la marca hasta entonces.
Coexistieron cuatro carrocerías: hatchback, familiar, sedán y descapotable, siendo esta última
bastante difícil de ver. Montaba motores de entre 60 y 150 CV, siendo este
último el correspondiente al motor 2.0 del archiconocido Astra GSi. En 1994 la
gama sufrió un leve lavado de cara para mantener al día al Astra antes de que
en 1997 se presentase la segunda generación, de código interno “G”, que
conduciremos.
Un contendiente serio en la lucha
En torno al comienzo del nuevo siglo, la competencia en el
segmento compacto fue terrible, con el Mègane, Xsara -los dos modelos que, por ventas, salieron
mejor parados- Focus y el propio Astra.
Menos vendidos pero igualmente interesantes estaban en Seat Leon o el Nissan
Almera, también peleaban por hacerse con su trozo del pastel. En 1999 el Astra
aparece como el cuarto más vendido. Siendo el quinto un año más tarde. Vamos a
ver el porqué de estas buenas cifras de ventas en los próximos apartados.
El Opel Astra G sí supuso un importante cambio, al menos a
nivel estético. Se suprimió el portón redondo de la anterior versión a favor de
una zaga con un poco de culo, así como una berlina “cortada”. Las ópticas
transparentes, la línea de la cintura que se va elevando. Sin resultar rompedor,
fue un gran salto adelante en cuanto a diseño.
Puede montar motores de gasolina 1.4 de 90 CV, 1.6 de 100,
1.8 de 125, 2.0 de 136 y 2.2 de 150 CV , además de una versión con turbocompresor.
Las alternativas diesel son dos 1.7 de 68 y 75 CV respectivamente, otros dos
bloques de 2 litros de 82 y 100 CV y los posteriores 1.7 CDTi y 2.2 DTI, que
aparecieron llegada la mitad de su vida comercial y que rendían 82 y 125
caballos de potencia.
Interior y equipamiento
El habitáculo es, en general, donde creo que el Astra es
menos satisfactorio. El primer punto negativo se nota nada mas subirnos: el
asiento es uno de los más incómodos de cuantos he probado. Son francamente
duros -especialmente la zona
lumbar- y ofrecen una sujeción bastante
mejorable. La posición al volante es buena, dadas las posibilidades de
regulación es fácil que cualquiera pueda
encontrar su postura ideal. Llama la atención la relativamente escasa altura al
techo. Alguien que se acerque al metro noventa puede rozar incluso en la
posición más baja. Atrás también adolece de falta de espacio principalmente por
la escasa anchura ya que para las piernas el espacio es bueno.
Los materiales me han parecido superiores a los de sus rivales, hace gala de más recubrimientos agradables al tacto sobre todo en la parte alta del sapicadero. Como sus equivalentes, también tiene plásticos de poca calidad, aunque menos que, por ejemplo, un Focus. Los ajustes son muy similares a los de sus competidores. Los huecos útiles y bandejas para objetos no son abundantes y se echa de menos un mayor número de espacios dedicados a tales menesteres.
Lo que sí llama la atención es en lo tocante al diseño:
parece que el salpicadero tiene mucho más tiempo del que realmente tiene. Y no
se debe, como decía, al envejecimiento de los materiales o su mala calidad, sino
estrictamente a su diseño. Aquí, la sobriedad
-que quizá en su día fue un valor añadido- ha salido perdiendo con el tiempo frente al diseño más atrevido de sus rivales.
El maletero, de 370 litros, está mas o menos en la media del
segmento, es ligeramente más grande que el de sus rivales salvo el del Xsara.
El equipamiento de serie -versión Club, la más baja- está a la altura, con doble airbag
frontal y lateral, ABS, dirección asistida, mando a distancia… Se echa de menos
el aire acondicionado al igual que en la mayoría de sus rivales, el ESP, no
disponible ni como opción -en el Xsara
también ocurre lo mismo- y, en esta versión, reposacabezas en los asientos traseros, carencia que me parece muy importante.
Lo dejamos aquí de momento. En la segunda parte comprobaremos que tal se desenvuelve el motor 1.7 DTI de origen Isuzu y como se porta en la carretera. No os lo perdáis!
Lo dejamos aquí de momento. En la segunda parte comprobaremos que tal se desenvuelve el motor 1.7 DTI de origen Isuzu y como se porta en la carretera. No os lo perdáis!
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