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PRUEBA: BMW SERIE 3 COUPÉ 320d (parte 1)


Si oimos hablar de “Fábricas Bávaras de Motores” es probable que no pillemos de qué va el asunto. Si nos repiten Bayerische Motoren Werke, los más frikis reconocerán enseguida de que entidad están hablando. Pero si alguien menciona solo las iniciales del germanismo anterior, ni el más profano tendrá dudas.

Así es, hoy probamos el modelo de BMW más vendido de la historia, la Serie 3. Afinando un poco más, se trata de un 320d Coupé M perteneciente a la quinta generación. E92, según la nomenclatura interna. Sin más vueltas, vamos a ello, pero no sin antes conocer a sus gloriosos antepasados.

37 años de historia

El serie 3, berlina del segmento D durante sus casi cuatro décadas, vino a sustituir a los míticos BMW 2002 que todos conocemos. Inicialmente tuvo unas ventas bastante comedidas, en parte por lo buen coche que era el 2002 y también por suponer un vehículo “demasiado moderno” para la época. Tenía en el 323i su modelo más prestacional, con un bloque 2.3 y 143 CV.

En el 84 llegó la segunda generación, la última con faros dobles delanteros cuyo diseño es probablemente uno de los que más se recordará en toda la historia de la marca bávara. Este E30 incluyó por primera vez cosas como el motor turbodiésel, la tracción integral  -325ix-  y sobre todo lo que ya pasaría a ser leyenda del automóvil: la versión M3.

A lo largo de los 90 se introdujo la siguiente reinterpretación de la serie 3, denominada E36. Su diseño inicial fue quizá el más anodino de todas las habidas. A pesar de ello siguió siendo todo un éxito de ventas. Sus principales cambios fueron la introducción de la suspensión trasera multibrazo y la sincronización de válvulas variable VANOS, que varia los momentos de apertura/cierre de válvulas según el régimen de giro. Una tecnología muy avanzada en su momento.

Sin embargo, el verdadero salto cualitativo vino de la mano del E46, producido entre el 98 y el 2005. Tanto a nivel de acabados, equipamiento, prestaciones… y para muchos de nosotros, estético, pues a menudo es considerado la generación más bella de todas. Su éxito fue total en todos los mercados en los que fue introducido y la serie M3 y sus derivaciones  -CS, CSL Y GTR-  causaron y siguen causando verdadero furor entre los aficionados al automovilismo. Con el serie 3 en el cénit de su carrera, llegamos a nuestro invitado de hoy, el E90.

E90, un cambio necesario

Con un diseño que hasta entonces había sido por lo general bastante continuista, añadiendo generación tras generación los cambios necesarios para seguir siendo un referente, con el E46 probablemente se había tocado techo. Ya no cabía revisión posible: había que reinventar. El resultado fue el E90.


Es justo reconocer que cuando hizo su salida al mercado, este serie 3 resultó ser, cuando menos, chocante. No gustó a todo el mundo: sus formas mezclando líneas rectas con curvas, ángulos imposibles…  Incluso con la nueva generación de 2012, hay quien piensa que BMW aún no ha dado con la tecla exacta como si sucedió en generaciones pasadas. 

A pesar se esto, y volviendo al coche que nos ocupa, llama la atención como con unos cuantos retoques estéticos  -puede que, además del pack M, el restyling de 2009 también tenga que ver-  un E90 normal puede convertirse en un vehículo precioso. El vivo ejemplo está debajo de estas líneas: el 320d coupé.



Existen multitud de motorizaciones posibles, ocho de gasolina  -316i, 318i, 320i, 325i, 330i, 335i, M3 Y M3 gts-  cuyas potencias van desde el “modesto” 122 CV del 316 hasta los 450 de esa barbaridad llamada M3 GTS. En diésel  son cinco las opciones  -318d, 320d, 325d, 330d y 335d-  con potencias comprendidas entre los 143 del menos potente hasta los increíbles 286 del 335d (¡¡¡casi 300 CV en un motor diésel !!). Además de esto, incorpora novedosas soluciones como el alzado variable de válvulas VALVETRONIC, el uso de magnesio y aluminio, la bomba de agua eléctrica o la aplicación de las soluciones Efficient Dynamics.




Interior y equipamiento

Desde luego, en BMW saben cómo mimar al conductor. Desde la misma acción de abrir la puerta  -primer detalle, la luz de cortesía exterior- se percibe calidad. Empaque, que se suele decir. La puerta, sin marco, abre paso a un interior en el que resulta imposible no sentirse a gusto. La postura de conducción es sencillamente brillante, de las mejores que hemos probado sin duda. Basta con acercar o alejar el asiento según la longitud de tus piernas y ya estás listo para arrancar. 

Los asientos, bastante bajos, son duros, cómodos y fantásticos en cuanto a sujeción  -en la unidad probada el interior era de cuero rojo que, en lo personal, me  resultó agradable y bonito- . 
Como fallo, carecen de regulación lumbar de serie (360€ como opción). Debido a sus formas propias de un coupé, el cinturón queda muy a desmano, pero de eso se encarga un amabilísimo brazo telescópico que acerca el cinturón al conductor para después desaparecer tras el guarnecido de la puerta trasera. Fantástico.


Los calidad de los materiales raya a una gran altura así como los ajustes, salvo algún detalle concreto  -reconozco que, al estar en un BMW, fui a pillar- . Es en coches como este en los que se descubre la diferencia entre un coche “premium” y uno generalista, al margen de si merece la pena el sobreprecio o no. Los botones, el cuero del volante o del pomo, los guarnecidos de las puertas, los remates… la calidad se respira por doquier. Quizá las inserciones plateadas del salpicadero desmerecen un poco un conjunto en el que hasta la tapa de la guantera es mullida.

Pasando a la parte trasera, a la que se accede con relativa comodidad nos encontramos con dos plazas  -la serie 3 coupé tiene 4 plazas homologadas-  en las que viajaremos como reyes. La consola central se prolonga hacia atrás hasta los asientos posteriores creando un bonito efecto. Salidas de aire del climatizador, cenicero, dos bandejas portaobjetos, reposabrazos central… y una comodidad fuera de toda duda. Abunda el espacio atrás y la única restricción es la altura, aunque para ser un coupé, ese tema también está bien resuelto. El maletero, con 430 litros de capacidad, es más que suficiente, además cuenta con numerosos huecos laterales, ganchos y doble fondo.

Su equipamiento de serie incluye airbags frontales, laterales delante y de cabeza para los cuatro ocupantes, cinturones con pretensores y limitadores de esfuerzo… el equipamiento de seguridad que se puede esperar dentro de la categoría. De electrónica también va bien servido, con controles de estabilidad (DSC), de frenada en curva (CBC), de crucero y de tracción (DTC). No falta el ABS+EBD  -repartidor electrónico de frenada-  alumbrado de xenón con lavado y encendido automático, luces de freno de intensidad variable u ordenador de a bordo.

En lo referente a la comodidad del pasajero, incluye botón de arranque, climatizador, diversas luces de cortesía… se echa en falta la ya mencionada regulación lumbar, sensor de lluvia o alguna opción más para la reproducción multimedia. El modelo probado tenía varios extras inheretes al paquete M.

En la inminente segunda parte dejaremos de lado la información pura y dura para centrarnos en la experiencia de conducción de esta lograda berlina coupé. ¡No os lo podéis perder!


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