Me gusta conducir. Esas palabras que popularizó BMW hace ya
años se me pueden aplicar en toda su extensión. Da igual que turismo, que
todo terreno o que bicicleta. Sin embargo hay coches que, además de gustarme
conducirlos, me tocan un nosequé interior. La fibra, lo llaman algunos. Pues
bien, eso es lo que me ha sucedido en esta ocasión y pronto entenderéis porqué…
La historia de un rey
Ya sabeis que en Con R de racing nos gusta empezar
remontándonos a los orígenes. La historia del Golf ya la hemos contado más de una
vez, cuando probamos la segunda y la quinta generación, así que para
no repetirnos, nos centraremos única y exclusivamente en la de la versión GTI, a modo de humilde homenaje.
Todo comienza en 1975, cuando en la Volkswagen decidieron
fabricar una tirada especial de 5.000 unidades del prototipo de Golf GTI. La
cara de los directivos debió de ser un poema cuando solo en el primer año, la
demanda resultó ser como 10 veces superior a esa cifra. Así pues, en 1976, se
decidió lanzar abiertamente al mercado la primera generación del Golf GTI,
popularizando una nueva categoría: la del compacto deportivo. Mil seiscientos
centímetros cúbicos y 110 CV marcaban estos inicios.
Entre el 84 y el 91 se comercializó la segunda generación, que en los primeros años se comercializó con un 1.8 de 112 CV que ya había incorporado el primer modelo hasta que finalmente llegaron el GTI 16V de 139 CV y el G60 de 160 CV. El boom del esta versión deportiva y popular a estas alturas era ya un hecho.
La tercera generación supuso un acusado estancamiento de la franquicia. Los 115 CV iniciales y los 150 del GTI 16V supieron a poco. El diseño exterior tampoco ayudó a hacer de este un GTI inolvidable. En este sentido, cabe destacar que las ópticas redondas desaparecieron en favor de unos faros de diseño mas moderno.
En 1998 aparece el Mk IV, que aunque supone un salto cualitativo y
estético importante, sus motores siguen sin acompañar del todo: 150 CV para el GTI
“normal” y 180 para la versión especial 25 aniversario. También apareció, aunque ya fuera de las siglas Gran Turismo Inyección, la versión R32, con cuatro ruedas motrices y un motor V6 de 3.2 litros que entregaba 250 CV que, como podéis suponer, era otro tema.
En la quinta generación de 2004, Volkswagen echa el resto y vuelve al camino del éxito. Estrenó plataforma, revolucionario cambio DSG de doble embrague y motor TFSi que erogaba unos –ahora sí- más que satisfactorios 200 CV. Tenía rivales de altura, como el Astra OPC o el Civic Type R, pero a pesar de ello, el rey de los deportivos populares recuperaba su trono.
Sexta generación, séptimo cielo
La manzana no cae lejos del árbol, y con un árbol tan bueno
como el GTI mk V, casi mejor. Los cambios estéticos con respecto a este último
son muchos pero discretos, la línea general del coche apenas se ha visto
modificada. Obviamente ópticas, faldones y demás detalles han sido retocados y
en mi opinión siempre para mejor. Juzgad vosotros mismos viendo las
fotos.
Llegados a este punto, siempre suelo advertir que lo
estético es personal e intento ser comedido, pero eesta vez voy a permitirme la licencia: con esta generación, pienso que Volkswagen ha
tocado techo en lo referente al diseño de su popular compacto. A pocos días de
que vea la luz la séptima generación, dudo sinceramente que el fututo GTI vaya
a ser más bonito que este. Será rompedor o continuista, pero dificilmente más bello.
Y es que la de este GTI no es una belleza pasional y arrebatadora como pueda ser la de un Alfa Romeo. Es más bien una elegancia discreta, con toques de deportividad que se descubren en los detalles. Valgan como ejemplos las ópticas traseras tipo LED, que le dan aspecto de perro rabioso, o los faros delanteros, sutilmente más estilizados que en el GTI anterior y que le dan una mayor agresividad. O las llantas, que espero sean ya imperecederas y se adopten como signo distintivo del GTI al igual que las franjas rojas de la parrilla o la tela de cuadros. También están las pinzas de freno en rojo, el difusor trasero con una salida de escape a cada lado… ¿para que hablar, pudiéndose ver?
Interior y equipamiento
Al accionar el tirador y entrar en el coche, no hay
sorpresas. Es el típico interior Volkswagen, en el que se respira calidad y
buenas terminaciones. El tradicional estilo sobrio, incluso soso, es aquí poco
patente por la ya mítica tela de cuadros de los asientos, las costuras del
volante y el cambio en rojo o las inserciones en aluminio. Los ajustes son buenos, hay que ser muy rebuscado para encontrar defectos.
Ya en el puesto de conducción -los ajustes de esta unidad eran manuales,
pero pueden ser eléctricos- me
sorprendió la espuma de la banqueta, me esperaba algo más duro pero resulta ser tirando a blanda. Los prominentes laterales de los asientos recogen muy bien el
cuerpo y ofrecen una sujeción lateral magnifica, algo muy necesario en este coche
como descubriréis en la segunda parte de la prueba. Un detalle criticable es
que el asiento del acompañante no vuelve a la posición original cuando es
abatido. Por el precio y la calidad que se le supone, cabría esperar que no ocurriese
esto.
El volante es grueso, de una piel extremadamente agradable
que da gusto agarrar con fuerza. La parte baja está achatada, un detalle que
quizá agrade visualmente pero no representa ninguna ventaja en el día a día ni
durante una conducción deportiva. El anagrama de VW y las siglas GTI tienen un
sitio preferencial en su diseño. Los pedales deportivos terminan de redondear
el conjunto.
Aunque el más mimado es el conductor, atrás dos pasajeros viajarán muy cómodos, con un tercero ya aparecerían la estrecheces. La plaza central no es tan cómoda como las otras dos, pero tampoco castiga en exceso. Hasta 1.80 o más, la cabeza no roza con el guarnecido del techo. Por su parte el maletero, de 350 litros, tiene buen tamaño para su segmento.
El equipamiento del Golf GTI es completo, e incluye 7
airbags, climatizador bizona, reposacabezas activos, ESP, un diferencial
electrónico XDS -del que hablaremos más
adelante- ,indicador de la temperatura del aceite, faros de xenón con iluminación
activa en curvas, bluetooth y Jack de audio para fuentes externas… Tiene rivales
tan equipados o más, pero no tiene lagunas importantes de equipamiento como
pasa con otros modelos de la marca, que hace aún más difícil justificar la
política de precios de la marca germana.
Dejamos para la segunda parte lo mejor: la conducción, el comportamiento y sobre todo el motor 2.0 TSi de 211 CV, que ya os adelanto que es una absoluta maravilla. No os lo perdáis.
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