Hora de retomar la toma de contacto que dejamos a medias con
la fantástica Renault Kangoo, parte del gremio de las
Furgonetas Blancas™ , los
vehículos más rápidos por delante de muchos superdeportivos.
En la primera parte destacamos su “extraño” diseño y su gran espacio interior. También su practicidad y su capacidad de carga, muy lograda teniendo en cuenta
sus dimensiones. Nos gustó menos el interior, especialmente la calidad de los
plásticos y sus ajustes, que aunque se suponen duraderos y sufridos, son de apariencia mejorable.
Vamos ahora con sus cualidades dinámicas y rendimiento,
comenzando por este último.
Motor y prestaciones
Con algo más de 1.2 toneladas, no le hace falta un gran
motor para volar. Siendo la versión de acceso a la gama, esta Kangoo lleva el
motor 1.5 dCi que se puede encontrar en otros modelos de la marca, como el Clio
y el Modus. Son 75 CV y un buen par de 180 NM, cifras que aunque suenen ridículas, dan para más de lo que parece.
Es el típico motor diesel pequeño, batallador, satisfactorio
a bajas revoluciones y con cierta garra a mitad del cuentavueltas cuando el
apoyo del turbo -de geometría fija- hace a este propulsor interesante. Recupera bien,
incluso sorprende al principio. Si le apuramos, notamos que desfallece pronto, pide insertar otra marcha y tener un poco de paciencia. Si llevamos cierta
carga, echaremos mucho de menos no haber escogido la siguiente
motorización -90 CV- que es más resolutiva.
Homologa 5,2 litros por cada centenar de kilómetros, consumo
al que en la práctica no es difícil aproximarse a poco que seamos cuidadosos.
En una conducción rápida, sube fácilmente hasta 7 litros. Aunque el sonido que
emiten sus cuatro cilindros no es precisamente embriagador -más bien todo lo contrario- es fácil caer en la tentación de sacar el
máximo partido al motor.
Comportamiento
Ya comentamos con anterioridad que es bastante cómodo
moverse con esta Renault Kangoo. A velocidades normales es como cualquier otra
furgoneta de su categoría: conducción algo tosca al principio y bastante
balanceo. La dirección es poco comunicativa, algo que ya he noté en su prima
mayor, la Nissan Primastar. El cambio tiene una precisión aceptable y la
posición de la palanca, integrada en el salpicadero, ayuda mucho a insertar
marchas con comodidad y rapidez.
Si tenemos que movernos con rapidez -algo común entre los conductores de
Furgoneta Blanca™ - , la Kangoo ya no es tan satisfactoria. Como buen vehículo de
motor delantero, tiene una fuerte tendencia a subvirar, efecto fácil de
corregir, pero es bastante difícil encontrarle el “punto” pues no transmite
mucha confianza, especialmente la zaga. Las suspensiones, rebotonas y con un
tarado bastante blando, tampoco ayuda en este sentido. Hay que hacerse a ella para sacarle el máximo.
Kangoo en el mercado
A falta de muy poco tiempo para que salga la siguiente Kangoo, la actual se
puede adquirir ya desde unos 11.000 €. Si la intención es hacerse con una versión
para uso “civil” –denominada Combi- y no comercial, el precio ya pasa de los
12.000, pero estará más equipada, mejor terminada por dentro y no parecerá un
clon de las otras 10.000 furgonetas de reparto.
Esperamos poder probar pronto una VW Caddy, rival directo de
la Kangoo que en principio promete ser más refinada y agradable que su homónima
francesa. Quien fuese repartidor para poder adentrarse en el insondable mundo
de las Furgonetas Blancas…
Por último, solo queda agradecer de nuevo a Pepe Campo que nos prestase la Kangoo de su empresa, Limpiezas y Desbroces Liébana.
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