Retomamos la prueba del mejor deportivo de cuantos han
pasado por nuestras manos, la Furgoneta
Blanca™. Podemos resumir la primera
parte destacando su gran practicidad, su ausencia de lujos y acabados
agradables al tacto, la gran orientación de funciones hacia en conductor y su
conseguido puesto de conducción. No
comentamos el aspecto estético pues es como hablar de una caja de zapatos: la
función prevalece sobre la forma.
Así que vamos con la conducción, no sin antes advertiros de que
no es un coche cualquiera: olvidad cualquier prejucio, cualquier idea
preconcebida. Es otro mundo.
Motor y prestaciones
Que mentirosa es la Furgoneta
Blanca™… En los papeles refleja
un motor 2.0 dCi de origen Renault que rinde supuestamente 90cv a 3500rpm,
teniendo todo su par, 240NM, disponible a 1600rpm. Todo mentira, en seguida
veremos porque.
Te subes a la “furgo” y arrancas, confiado. El sonido, de
todo menos refinado, anticipa que vas a conducir poco más que un tractor, pero
nada más lejos de la realidad.
Ayudada por una caja de 6 relaciones muy cortas -puedes ir en 5º a 30km/h practicamente- , la Furgoneta
Blanca™ te
deja boquiabierto cuando aceleras. Entre 1.500-3500 vueltas, el empuje de los
¿90? Cv es genial. Da igual en tercera, que en cuarta e incluso en quinta. El
empuje es asombroso, sin duda ayudado por el soplido -más que soplido, parece una Kärcher- del turbocompresor, y gana metros con una
facilidad pasmosa. Insisto: para el que está acostumbrado a la elasticidad de
un gasolina atmosférico, este trasto impresiona y mucho.
El 2.0 dCi muere pasadas las 3.500 rpm, no tiene sentido
apurarlo más y pide engranar la siguiente marcha. Es un motor hecho para el
trabajo, para el arrastre, de ahí que tire tanto y tan pronto. Sin embargo
también se convierte en una característica muy deseable para conductor
tranquilo y para el día a día.
Gracias a la tecnología Common-rail declara un relativamente
ajustado consumo de 8,6 litros. Son 1750kg a mover y una aerodinámica que quizá
no sea la que mejor corte el aire, pero aun así se las apaña para ser el
vehículo terrestre más veloz…
Comportamiento
Con motor delantero y tracción delantera, la Furgoneta
Blanca™ presume de configuración sencilla y tradicional y así debería reflejarse
en su comportamiento dinámico. ¿Lo hace?
Bueno, si y no. A velocidades bajas y medias, se porta como
cualquier otro turismo, con la diferencia de que la altura de la cabina y el
balanceo transmiten menor sensación de aplomo, parece que va menos asentada.
Por tamaño, cuanto más amplio sea el radio de la curva mejor, pero en cualquier
situación apoya mejor de lo que percibe el conductor.
Si queremos ir rápido… hay que ser finos. Pasado el limite
de adherencia, su comportamiento natural es el subviraje -hablamos siempre sin tener ninguna carga
atrás- que se corrige con facilidad. Sin
embargo, ojo con los apoyos fuertes o los cambios de inercia, porque la zaga podría acabar adelantándote,
para tu sorpresa. Es pesada y con el centro de gravedad alto, no hay nada que
se pueda hacer contra la física.
Desde el puesto de conductor la suspensión se percibe
bastante cómoda, balancea bastante como todo coche alto, pero cumple muy bien,
así como el equipo de frenos
-ABS+EBD- , con un tacto del
pedal muy cómodo. Es toda una experiencia llevar una de estas.
Mil posibilidades
La Furgoneta
Blanca™ no tiene porqué ser el típico misil de “Reformas
Pascual” que te levanta las pegatinas en un suspiro. Tienes también la Trafic,
por ejemplo, en versión Combi o Minibus con 9 plazas desde unos 27.000 €. Una
auténtica máquina de viajar ciento y la madre en el mismo vehículo.
Si por el contrario eres un profesional, tienes una como la
probada por 21.000. Además puedes escoger entre dos alturas y dos longitudes de
ejes. Las posibilidades son múltiples y es francamente dificil no encontrar una
solución que satisfaga al cliente.
Cliente que se convertirá en el orgulloso propietario de la
exclusiva, la inmejorable… Furgoneta
Blanca™.
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