Hace algún tiempo, probamos un Golf GTI de segunda generación
que nos dejó encantados con la filosofía que ha seguido siempre Volkswagen con
su famosísimo compacto. En esta ocasión, nos rencontraremos con ese mismo coche casi 20
años después y, aunque no es el GTI, sí tiene esos 115 cv que entregaba aquel Golf. Pocas cosas hay que delaten tanto el paso del tiempo como poder
comparar distintas generaciones como las del exitoso alemán que tenemos entre
manos.
Viajando atrás en el tiempo
Para no repetir de nuevo lo mismo, retomaremos la historia del Golf donde la dejamos en la prueba del anterior GTI (ver aquí), a principios de los 90.
Tras la segunda generación, la más mediática de todas, la siguiente en aparecer tal vez resulte la menos trabajada estéticamente. Aparecida en 1991, trajo importantes mejoras relativas a la seguridad y un equipamiento sorprendente para su época, con detalles propios de segmentos superiores como climatizador o espejos eléctricos.
Fue en esta generación cuando se implementaron los motores TDI con turbo de geometría variable. Sin embargo, los entusiastas del motor quedaron en cierto modo decepcionados al conocer la motorización del GTI: un 2 litros de solo 115cv. Posteriormente se añadió un GTI 16v que erogaba 150cv y por encima, el VR6, con un motor de 6 cilindros en V como su propio nombre indica, además de las versiones potenciadas “Syncro”.
En la cuarta generación, el salto cualitativo fue notable,
tanto a nivel estético como mecánico. Además de los antes mencionados
propulsores TDI, las versiones deportivas incluían dos GTI de 150 y 170 cv, sin
embargo la que realmente hizo las delicias de los apasionados de la velocidad
fue la versión R32, con un bloque de 3.2 litros V6 y nada menos que 250 cv de
potencia transmitidos al asfalto a través de las 4 ruedas.
El Golf de hoy, el Golf de siempre
Este Volkswagen que vamos a poner a prueba es con casi toda
seguridad la de mejor aspecto exterior, sin perder nunca de vista sus orígenes. Guarda parecidoo con la cuarta generación pero mostrando
formas mucho más redondeadas y agresivas. Acostumbrados al conformista y
tradicional trabajo de diseño de Volkswagen, esta quinta reinterpretación del
clásico fue muy rompedora, de hecho le costó cierto trabajo “entrar por los
ojos”. Con un buen equipamiento sobre todo en lo tocante a los sistemas de
seguridad activa, buenos acabados y un precio bastante más alto que la competencia, la fórmula
del éxito sigue muy vigente.
Con nada menos que doce motorizaciones de gasolina y 5
diésel, resulta imposible hablar de todos ellos, pero no podemos pasar por alto
2 tecnologías introducidas en esta generación: los motores FSI y TSI. La
primera de ellas supone inyección directa y gestión variable en función de la
carga del motor, con mejoras en potencia, suavidad y consumos. La segunda se
explica con la inclusión de un compresor volumétrico y un turbo y que es la
evolución del FSI
El Golf de la prueba equipa el motor 1.6 FSI de 115 cv, del
cual hablaremos más adelante. También incluye algunas modificaciones estéticas
como son las llantas originales y el spoiler trasero de la versión GTI y el
colín de escape doble.
Interior y equipamiento
La primera impresión al subirnos al coche es francamente agradable. El diseño bitono del salpicadero es muy favorecedor y sobre todo enmascara el tradicional diseño alemán, tan sobrio y soso.
Hasta aquí la primera parte de este eterno compacto. No os perdáis la segunda parte, en la que probaremos su comportamiento y su motor FSI.
La primera impresión al subirnos al coche es francamente agradable. El diseño bitono del salpicadero es muy favorecedor y sobre todo enmascara el tradicional diseño alemán, tan sobrio y soso.
Los ajustes son
buenos, por encima de la media, así como la calidad de los materiales, si bien
algunos plásticos no aguantan demasiado bien el paso del tiempo. La parte
superior del salpicadero es de un plástico blando al tacto, mientras que la
inferior, en beige, es de plástico duro. Las zonas poco visibles están
construidas con menos esmero lógicamente, como por ejemplo la zona tras el
volante que oculta el eje de la dirección. Me gustó ver que practicamente no hay ni un centímetro de carroceria sin guarnecido.
El tapizado de los asientos parece
de calidad y no resbala, además estos recogen muy bien el cuerpo. Tiene, como
debe ser, regulación apoyo lumbar, aunque solo en el asiento del conductor.
Las plazas traseras son, como en todos los compactos, un
poco justas para tres personas pero cumplen bien. La altura al techo es bastante
buena y solo los muy altos pasarán apuros. La plaza central no es demasiado
incómoda como en otros modelos.
El maletero está en la media del segmento mas o menos.
Aunque parece mas grande a juzgar por el suelo del mismo, la pronunciada
inclinación de los asientos traseros lo hace un poco menos práctico. Destaca su
apertura, cuya manilla es el propio logotipo de la marca.
El acabado Sportline del Golf que tenemos entre manos es
bastante completo, e incluye airbags frontales, laterales y de cortina, ABS,
control de estabilidad, servofreno de emergencia, ordenador de a bordo, tren de
rodaje deportivo… Se echan en falta cosas como luces antiniebla -que no son de serie- ,control de
crucero o volante multifunción, que por precio tal vez deberían estar incluidas.
Hasta aquí la primera parte de este eterno compacto. No os perdáis la segunda parte, en la que probaremos su comportamiento y su motor FSI.
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